Más agrada a Dios
una obra, por pequeña que sea, hecha en escondido, no teniendo voluntad de que
se sepa, que mil hechas con gana de que las sepan los hombres. Porque el que
con purísimo amor obra por Dios, no solamente no se le da nada de que lo vean
los hombres, pero ni lo hace porque lo sepa el mismo Dios; el cual, aunque
nunca lo hubiese de saber, no cesaría de hacerle los mismos servicios con la
misma alegría y pureza de amor.
(San Juan de la
Cruz)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
DEJANOS TU COMENTARIO