sábado, 27 de junio de 2009

27 junio: 6º día de la semana vocacional

LOS SIETE ESTADOS DEL DISCIPULADO DE MARÍA


Basado en la Escritura sobre María, su vocación de madre –discípulo, evoluciona de la
forma siguiente:

1) Discernimiento: Durante la anunciación María escuchó al ángel y comparó su mensaje con su situación, Pensando si debía decir sí y ponderando los pro y los contra.

2) Compromiso: Declarando su voluntad de ser la madre de Dios ella también declara su deseo de actuar como discípulo de Dios y el Espíritu (yo soy la esclava). Se compromete a un tipo de existencia desconocida y lo hace totalmente.

3) Aceptación: Mucho de lo que conocemos de la vida de María puede calificarse de adaptación a lo desconocido y desagradable (circunstancia de la concepción, nacimiento, huida a Egipto). Una de las habilidades más apreciadas en un discípulo es su flexibilidad, sentido de adaptación, aceptación a lo desconocido y habilidad de manejar la situación. María es una amorosa y fiel sierva.

4) Ponderación: María enfrenta situaciones incomprensibles, duda personal (no en su compromiso, pero en la práctica), y lo que la historia de la espiritualidad llama la oscuridad o noche de fe. En todas estas situaciones (ver arriba) ella trabaja para comprender mejor las cosas que les están pasando, las pone en perspectiva con su vocación de madre de Jesucristo y crece en paciencia y perseverancia.

5) Participación: El verdadero discípulo se involucra con los proyectos y esperanzas del maestro. Como discípulo María asocia sus preocupaciones, y las de los otros, con las de su hijo. Ella muestra iniciativa, valor y preocupación . . . y respeto por la misión de Cristo. La boda de Caná es un ejemplo de participación en la misión de su hijo. De nuevo, este ejemplo muestra que Maria asume su deseo de ayudar a la misión de Cristo. Ella aprende a respetar su "hora".

6) Transformación: Un discípulo radical puede aprender a transformarse. Ese es el caso de María cuando está al pie de la cruz. Ella sufre con su hijo porque ella no puede evitar su pasión y muerte. Ella entiende que la atrocidad de su muerte no se puede cambiar si se quiere que la salvación se haga realidad. Pero la transformación más importante de María ocurre cuando Jesús le pide cuidar de sus hermanos espirituales (Juan 19:25–17). Al pie de la cruz ella se convierte en nuestra madre espiritual. Ella tiene que aceptar una forma nueva de ser madre. Al perder a su hijo, su llamado tomó un nuevo significado que la dirige a un entendimiento radicalmente nuevo en su papel de madre.

7) Comunión: Hay una dimensión social de discipulado. El discípulo como el maestro aprenden uno del otro y desarrollan lazos existenciales. Como primer discípulo de Cristo, María es parte de la comunidad de discípulos (ver el evento de Pentecostés).
Junto con los demás discípulos de Cristo, ella sigue la inspiración del Espíritu enviándolos a los confines de la tierra para llevar el mensaje de Cristo.

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