Bajo el patronazgo de San Juan de la Cruz, la Viceprovincia lleva su nombre como guía espiritual y bandera. Su historia entrelaza capítulos de fe y amor que siguen iluminando vidas, como aquel hogar de niños que las hermanas dedicaron al santo al llegar a Argentina. En un tiempo donde apenas se conocía su figura, ellas eligieron que su mensaje llegara a más corazones.
San Juan nos habla de un amor que cautiva y trasciende fronteras: "Buscando mis amores iré por esos montes y riberas; ni cogeré las flores ni temeré las fieras; y pasaré los fuertes y fronteras." Este amor osado nos une a Cristo y nos invita a vivir en Él.
A través de la Noche
San Juan de la Cruz nos guía por la "Noche Oscura", ese camino de transformación que, aunque difícil, nos lleva a una unión más íntima con Dios. Su enseñanza es un faro de esperanza que nos invita a abrazar nuestras propias "noches" con fe.
Un poco de historia
En 1910, seis valientes hermanas llegaron a Villa Mercedes, San Luis, trayendo consigo la semilla de un sueño. Las primeras comunidades dependían de la casa general en España, pero pronto surgió la necesidad de caminar con mayor autonomía.
Un Camino de Transformación
Desde 1924 hasta 1958, nuestra misión estuvo guiada por cinco Delegadas Generales, mujeres de profunda entrega que sembraron las bases de lo que sería una rica historia de amor y dedicación.
El 3 de octubre de 1958 marcó un hito: nuestra delegación fue erigida como Provincia. En esos años de crecimiento y transformación, 13 Superioras Provinciales condujeron la misión, acompañando con sabiduría y amor los desafíos del camino.
Pero la historia no se detuvo allí. El 1 de febrero de 2018, una nueva etapa comenzó con la transición de Provincia a Viceprovincia, y desde entonces, dos Superioras Viceprovinciales han continuado iluminando este sendero con su liderazgo y fidelidad.
Hoy, en Río Cuarto, Córdoba, la comunidad de hermanas mayores y el colegio San Juan de la Cruz honran al santo como su patrono. En su fiesta, nos unimos en oración, pidiéndole que siga intercediendo por nosotros y enseñándonos, como siempre, a buscar la verdad en el silencio, la fortaleza en la fe y el amor en todas nuestras obras.
La historia de las Carmelitas Misioneras en Argentina no es solo un relato de hechos y fechas; es una invitación a ser parte de un sueño que se sigue tejiendo. ¿Qué nuevos horizontes esperan? Esa respuesta, tal vez, esté en el corazón de quienes continúan su obra.
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