Nadie que conozca la vida del Beato Francisco Palau o
haya leído sus escritos, especialmente su epistolario, ignora que Juana Gratias
fue la colaboradora más fiel y asidua en
la obra fundacional. La biografía de ambos discurrió entrelazada durante muchos
años; pueden considerarse vidas paralelas, aunque separadas por la diferencia
de edad: trece años. En las biografías del Padre Palau, Juana aparece vinculada
en todo momento al tejerse y destejerse la agitada existencia del Fundador. La
amistad entre ambos quedó sellada por toda la vida con una lealtad y fidelidad
mutua, sin límites ni fisuras.
El papel desempeñado por Juana en el nacimiento y
afianzamiento de la obra fundacional Palautiana no puede ponerse en tela de
juicio. El reconocimiento de éste hecho implica que su figura haya sido
contemplada como de perfil o en escorzo. Nada tan legítimo como anhelar una
semblanza más personal e independiente, sin alejarse por ello del punto
referencial que explica los avatares de su existencia desde el momento en que
conoció a Francisco Palau…
La correspondencia epistolar de Francisco Palau es
fundamental para articular la peripecia humana de esta figura francesa, afincada
la mayor parte de su vida en España. A las cartas dirigidas personalmente a
Juana, hay que sumar las enviadas por Francisco Palau a otras personas. Puede
ampliarse el cuadro acudiendo a la documentación recogida en la Positio
Histórica confeccionada para la Beatificación del Fundador. Sobre estas fuentes
aleatorias se ha construido la figura de Juana Gratias en el Tomo I de la
Historia de las Carmelitas Misioneras, 1991 (HCM)
(Fuente: - “Juana Gratias,
Compromiso y Fidelidad”. E. Pacho, 2012. Ed Monte Carmelo)
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