lunes, 5 de noviembre de 2007

SAN JUAN DE LA CRUZ***


·Juan de Yepes y Álvarez (24.6.1542 – 14.12.1591), santo. 
Nació pobre y eligió ser pobre. En 1563 ingresó en la Orden de los Carmelitas, estudió en la famosa Universidad de Salamanca y en 1563 recibió la ordenación sacerdotal.
· En estrecha colaboración con Santa Teresa de Jesús, se consagró a la reforma de su Orden y a la formación de sus religios@s. Por encargo de Santa Teresa, fundó en 1568 en Duruelo (Valladolid) la primera casa de la rama masculina de los Carmelitas Descalzos.
· De diciembre de 1577 hasta agosto de 1578, por malentendidos entre hermanos y por su firme fidelidad a ideales y personas, padeció cárcel. Allí justamente comenzó a escribir los poemas místicos que le han hecho famoso.
·
Dedicado de lleno al gobierno y a la formación de sus herman@s descalz@s, encontró en su magisterio oral y en sus escritos ocasionales la forma más alta de expresión de sus experiencias.
· Murió en Ubeda (Jaén) a los 49 años de edad. Fue beatificado en 1675 y canonizado en 1726. Bajo el pontificado de Pío XI fue declarado doctor de la Iglesia (1926).
· Juan de la Cruz estaba especialmente cualificado para ser maestro de mística. Su propio tesoro de experiencias espirituales podía fundamentarlo con sólidos conocimientos teológicos.

Acá te presentamos algunos de sus pensamientos que pueden ayudarte en tu camino de Búsqueda y Encuentro con Dios y con tus hermanos:

“¡Oh, Señor Dios mío!, ¿quién te buscará con amor puro y sencillo que te deje de hallar muy a su gusto y voluntad, pues que Tú te muestras primero y sales al encuentro a los que te desean?”


Sí, es el Señor el que nos sale al encuentro. No podemos buscar… sino porque hemos sido hallados primero, no podemos amar… sino porque hemos sido amados primero. Desde esta conciencia, ¡qué sencilla es la humildad y qué espontánea la gratitud!
Desde esta certeza, Juan goza con esta locura del amor divino: si buscas, alaba pues ya te ha alcanzado su mirada. Por eso, no hay que temer si le podremos encontrar, sólo procurar que nuestra búsqueda sea “con amor puro y sencillo”. Que no es el problema si Dios se deja alcanzar o no, sino qué me mueve realmente para buscarlo.

¿Qué deseo realmente cuando salgo en busca de Dios?

Saben bien los amigos de Dios que siempre, siempre, su gracia nos precede…

“El que anda en amor ni cansa ni se cansa”
Juan de la Cruz se siente poseído por el Todo y cimentado en su amor, un amor dinámico y operante que lo capacita para dar más y más. La fuente no se cansa de dar. Hemos de aprender a dar sentido misionero a la pequeñez.

“Aunque el camino es llano y suave para los hombres de buena voluntad, el que camina caminará poco y con trabajo si no tiene buenos pies y ánimo y porfía animoso en eso mismo”.

“El alma sola, sin maestro, que tiene virtud, es como el carbón encendido que está solo: antes se irá enfriando que encendiendo.El que a solas cae, a solas se está caído y tiene en poco su alma, pues de sí solo la fía.” Dichos 7 y 8.La persona realmente fuerte sabe pedir y ofrecer la presencia del “tú” que nos saca de nuestra soledad: una palabra, un gesto, una mirada.

Cuándo necesitas de los demás?

1) Siempre:
para crecer y para levantarnos, para llevar la carga y para ofrecer descanso. Creados para vivir en compañía, descubrirnos necesitados es hallar ocasión de gozar agradecidos del don del otro y de salir hacia el otro para emprender una senda común.
Todos precisamos de una mano cercana y, al mismo tiempo, todos podemos ofrecer esa mano al otro.
Nos invita Juan de la Cruz: a obrar desde un corazón limpio, no perfecto, sino limpio: capaz de andar en verdad, dispuesto a dejarse convertir en sus más secretos dinamismos, que aprende a obedecer dejándose en manos de la Providencia y de los hermanos, que curte su amor en la gratuidad y las pequeñas (o grandes) cruces de la vida diaria.
Caminamos hacia un amor más grande, descubriendo a un Dios siempre mayor. Es necesario dejar de idolatrarnos a nosotros mismos y nuestros logros para poner todo nuestro ser al servicio del Señor y su Reino, ese Reino que se regala a los pequeños y crece como diminuta semilla de mostaza.

Te invitamos ahora a que puedas ponerte en camino al igual que los discípulos, al igual que Juan de la Cruz reconociendo esa presencia de Dios en tu vida que se ha ido gestando en tu vida cotidiana, en medio de tus alegrías y las pequeñas cruces de cada día. 
En una de las hojas tenes un camino:

· en el inicio pone la fecha de tu nacimiento.
· A lo largo del camino marca tres acontecimientos importantes de tu vida en los que hayas descubierto que Dios te acompañó, o que estuvo ausente. Poné las fechas de cada uno.
· Al dorso de la hoja elige uno de los tres y relátalo.
· ¿Qué cosas pondrías en el camino que representen lo que te ha ayudado a avanzar en la búsqueda de Dios?
· ¿Cuáles son las piedras que has encontrado y que te han hecho que el camino se haga cuesta arriba?
· ¿Cuál es tu meta? ¿Qué deseas, qué sueñas encontrar al final del camino?
(Mientras los jóvenes realizan este trabajo se puede poner como música de fondo el poema escrito por Antonio Machado interpretado por Serrat: “Cantares”)
Tomate tu tiempo, busca un lugar cómodo para concentrarte en tu propio camino. Cuando termines la actividad da gracias a Dios con una oración (si querés la podes escribir) por todo lo que te ha regalado, por todo lo que has ido encontrando a lo largo de tu camino: dolores y alegrías, tristezas y esperanzas, sin duda todo ha servido para crecer en el amor.Esta es una pequeña partecita de un poema escrito por Juan de la Cruz en uno de los momentos más difíciles de su vida: su estancia en la cárcel durante nueve meses: el “Cántico Espiritual”. Quizás pueda ayudarte en tu camino de seguimiento, puedes recitarlo cuantas veces lo necesites, cuando el camino se te haga difícil, la oscuridad te impida ver a Dios, o la fe se quebrante y sea un desafío continuar a pesar de los conflictos y el cansancio.

“Buscando mis Amores
Iré por esos montes y riberas;
Ni cogeré las flores,
Ni temeré las fieras,
Y pasaré los fuertes y fronteras.”
Después de todo lo que has trabajado te animás a escribir al igual que Juan de la cruz una pequeña estrofa o frase que sentís que te ayuda para alcanzar tu meta, para continuar siempre adelante en tu camino…



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