viernes, 23 de septiembre de 2011

EL ALMA DENTRO DEL CÁNTARO


Puede ser rico el pobre, el que sólo tiene un cántaro, pero con el alma dentro de él. Y puede ser pobre el que vive en palacios pero su corazón está desprendido de las riquezas.

En tiempos del Papa Gregorio Magno, había un anacoreta viviendo tan pobremente, que sólo poseía un cántaro con el que bajar por agua al riachuelo, que discurría un poco más debajo de la cueva que le servía de refugio.
Un día oyó hablar de la santidad de aquel hombre grande que se llamaba Gregorio, y decidió ver de cerca cómo era un hombre santo.
Se dirigió hacia Roma, y al llegar y ver la ciudad, ya estuvo a punto de deshacer su camino, porque pensó que allí no podría vivir un hombre santo, ya que, si verdaderamente lo fuera, se hubiese ido a vivir a la montaña o al desierto.
Venció su decepción y preguntó por la morada del hombre a quien buscaba. Se encaminó hacia donde le indicaron, y al ver ante sí un palacio, no pudo resistir la sorpresa producida en su espíritu, y creyendo que se habían burlado de él al ponderarle su santidad, se volvió a la montaña sin intentar siquiera su visita.
Al poco tiempo se le rompió su cántaro, y empezó a quejarse amargamente a Dios, diciendo que no tenía misericordia de él.
Entonces tuvo una visión: contempló el alma radiante de Gregorio, que subía al cielo, y a un ángel que le dijo:
-“Este hombre grande estuvo rodeado de cosas, pero desprendido de ellas; en cambio, tú, que has renunciado a todo, en apariencia, tenías el alma metida dentro de un cántaro”.

REFLEXIONEMOS

- ¿Qué tan desprendido/a estás de las cosas materiales, afectivas?

- ¿ A qué cosas deberías renunciar para ser "libre"?

-  ¿Por qué nos pide Dios que seamos más desprendidos? ¿qué tiene eso que ver con el anhelo de santidad?

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