Revela detalles del encuentro del Santo Padre con las víctimas
WASHINGTON, viernes, 18 abril 2008 (ZENIT.org).- El portavoz de la Santa Sede considera que el encuentro que mantuvo este jueves Benedicto XVI con víctimas de abusos sexuales, así como las palabras que ha pronunciado en Estados Unidos sobre el tema, ayudan a pasar de la página de la «vergüenza» a las páginas de la «esperanza» y la «purificación».
El padre Federico Lombardi, S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede y de «Radio Vaticano», ha ofrecido detalles sobre la audiencia que el Papa concedió en la nunciatura apostólica (embajada de la Santa Sede) a cinco o seis víctimas de abusos de la arquidiócesis de Boston, acompañados por su arzobispo, el cardenal Sean P. O'Malley
«Ha sido un encuentro muy sencillo, vivido con gran discreción», explica el padre Lombardi. De hecho, no formaba parte del programa oficial y no había sido anunciado a los medios de comunicación, que no estuvieron presentes en el mismo.
«El encuentro tuvo lugar en la capilla de la nunciatura y fue esencialmente un encuentro de oración, que se desarrolló en un ambiente de gran conmoción», sigue revelando.
«Primero el arzobispo pronunció unas palabras de introducción y sucesivamente el Santo Padre dirigió unas palabras muy sinceras y muy conmovedoras. Palabras muy coherentes con lo que ya había dicho en los discursos, pero dirigidas a estas personas concretas, que estaban ante él».
Desde que emprendió el viaje a Estados Unidos, el Papa ha expresado públicamente en tres ocasiones la «vergüenza» que constituyen estos actos y ha pedido a los pastores de la Iglesia y a la comunidad en general ayuda para las víctimas.
«Cada uno de los presentes pasó ante el Papa, puso sus manos en las suyas, y el Papa las apretaba. Cada uno de ellos pudo expresar, si tenía la fuerza, superando la emoción, algo de su historia personal, y sobre todo de su esperanza de poder vivir serenamente, de poder volver a encontrar la serenidad, la propia vida de fe en la Iglesia», revela el padre Lombardi.
Asimismo, dice el sacerdote, dirigieron «palabras de gratitud al Santo Padre, por su atención y oración».
«Fue un encuentro que duró algo más de 20 minutos, pero que ciertamente dejó una huella profunda en todos los presentes. El Papa aseguró su oración ahora y en el futuro y no sólo para los presentes en el encuentro, sino para todas las víctimas de los abusos sexuales».
«El cardenal O'Malley entregó al Papa un libro en el que están escritos los nombres --sólo los nombres, no los apellidos-- de un número bastante grande de víctimas de abusos sexuales en su arquidiócesis para que el Santo Padre pueda recordarles en la oración». La lista de estas víctimas era de unas mil personas, según se ha informado.
«Me parece que, si bien ha sido un acto breve y sencillo, se ha recorrido un largo camino y que de la página de la vergüenza y del dolor la Iglesia estadounidense puede pasar a las páginas de la esperanza, de la purificación, de la reconciliación. Esperanza es precisamente el tema con el que el Papa está viviendo estos días, "Cristo es nuestra esperanza"», concluye el portavoz.
«Ha sido un encuentro muy sencillo, vivido con gran discreción», explica el padre Lombardi. De hecho, no formaba parte del programa oficial y no había sido anunciado a los medios de comunicación, que no estuvieron presentes en el mismo.
«El encuentro tuvo lugar en la capilla de la nunciatura y fue esencialmente un encuentro de oración, que se desarrolló en un ambiente de gran conmoción», sigue revelando.
«Primero el arzobispo pronunció unas palabras de introducción y sucesivamente el Santo Padre dirigió unas palabras muy sinceras y muy conmovedoras. Palabras muy coherentes con lo que ya había dicho en los discursos, pero dirigidas a estas personas concretas, que estaban ante él».
Desde que emprendió el viaje a Estados Unidos, el Papa ha expresado públicamente en tres ocasiones la «vergüenza» que constituyen estos actos y ha pedido a los pastores de la Iglesia y a la comunidad en general ayuda para las víctimas.
«Cada uno de los presentes pasó ante el Papa, puso sus manos en las suyas, y el Papa las apretaba. Cada uno de ellos pudo expresar, si tenía la fuerza, superando la emoción, algo de su historia personal, y sobre todo de su esperanza de poder vivir serenamente, de poder volver a encontrar la serenidad, la propia vida de fe en la Iglesia», revela el padre Lombardi.
Asimismo, dice el sacerdote, dirigieron «palabras de gratitud al Santo Padre, por su atención y oración».
«Fue un encuentro que duró algo más de 20 minutos, pero que ciertamente dejó una huella profunda en todos los presentes. El Papa aseguró su oración ahora y en el futuro y no sólo para los presentes en el encuentro, sino para todas las víctimas de los abusos sexuales».
«El cardenal O'Malley entregó al Papa un libro en el que están escritos los nombres --sólo los nombres, no los apellidos-- de un número bastante grande de víctimas de abusos sexuales en su arquidiócesis para que el Santo Padre pueda recordarles en la oración». La lista de estas víctimas era de unas mil personas, según se ha informado.
«Me parece que, si bien ha sido un acto breve y sencillo, se ha recorrido un largo camino y que de la página de la vergüenza y del dolor la Iglesia estadounidense puede pasar a las páginas de la esperanza, de la purificación, de la reconciliación. Esperanza es precisamente el tema con el que el Papa está viviendo estos días, "Cristo es nuestra esperanza"», concluye el portavoz.
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