Queridos amigos, veo que aún trabajáis. Mi trabajo casi ha terminado, en cambio el vuestro empieza otra vez. Gracias por vuestro empeño.
Se han grabado en mi memoria sobre todo dos impresiones: por una parte la impresión de esta cordialidad casi exuberante, de esta alegría, de una África en fiesta, y me parece que en el Papa han visto, digamos, la personificación del hecho que somos hijos y familia de Dios. Existe esta familia y nosotros con todos los límites estamos en esta familia y Dios está con nosotros. Y así la presencia del Papa ha ayudado a sentir esto.
Y por otra parte me ha impresionado mucho el espíritu de recogimiento en la liturgia, el fuerte sentido de lo sagrado: en la liturgia no hay autopresentación de los grupos, autoanimación, pero está la presencia de lo sagrado, de Dios mismo; también los movimientos eran siempre movimientos de respeto y de consciencia de la presencia divina. Esto me ha impresionado mucho.
Tengo que decir que me ha afectado mucho el hecho de que el sábado en el caos que se formó al ingreso del estadio murieran dos chicas. He rezado y rezo por ellas. Otros dos recuerdos grabados en mi memoria: un recuerdo especial – habría que mencionar tantos- es el centro del Cardenal Lége: me ha tocado el corazón ver aquí el mundo de tantos sufrimientos, todo el sufrimiento, la tristeza, la pobreza de la existencia humana, pero también ver cómo el Estado y la Iglesia colaboran para ayudar a los que sufren.
Por una parte el Estado gestiona de modo ejemplar este gran centro, por otra parte, movimientos eclesiales y la realidad de la Iglesia colaboran para ayudar realmente a estas personas. Y me parece que se nota, que el hombre que ayuda al que sufre es más hombre, el mundo es más humano: esto queda escrito en mi memoria.
También hemos distribuido el Instrumentum laboris para el Sínodo y hemos trabajado para el Sínodo. En la tarde del día de San José me he reunido con los componentes del Consejo para el Sínodo -12 obispos- y cada uno ha hablado de la situación de su iglesia local, de sus propuestas, de sus expectativas y así ha nacido una idea muy rica de la realidad de la Iglesia en África, cómo se mueve y sufre, qué hace, cuáles son las esperanzas, los problemas.
Podría contar mucho, por ejemplo que la Iglesia de Sudáfrica, que ha tenido una experiencia de difícil reconciliación, pero en gran parte ya conseguida, ayuda ahora con sus experiencias al intento de reconciliación en Burundi y busca hacer algo parecido, aunque con grandísima dificultad, en Zimbabwe.
Buen viaje a todos. ¡Gracias!
Publicado en Zenit
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
DEJANOS TU COMENTARIO