Enséñame, Señor, a vivir el don de cada día.
Sin otros planes que los tuyos, los de cada día.
Que pueda maravillarme de tu amor, Padre, cada día.
Que el rostro de mi prójimo sea nuevo para mí, cada día.
Dame un corazón, Señor, manso con el sufrimiento de cada día,
Que el rostro de mi prójimo sea nuevo para mí, cada día.
Dame un corazón, Señor, manso con el sufrimiento de cada día,
fuerte en la lucha de cada día, amoroso, en la oración de cada día.
Que cada día sepa confiar en ti, Padre,
Que cada día sepa confiar en ti, Padre,
dejando en tus manos el mañana, sin inquietud, sin prisas.
Que cada día estrene tu paz, recibiendo de ti, cada día,
Que cada día estrene tu paz, recibiendo de ti, cada día,
salud o enfermedad, éxito o fracaso, progreso o retroceso.
Enséñame, Señor, a vivir el don de cada día.
Enséñame, Señor, a vivir el don de cada día.
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