lunes, 13 de octubre de 2014

A un año de la beatificación de nuestros hnos Carmelitas Terciarios de la Enseñanza


- Asesinados  en España el 11 de noviembre 1936 –


- “Esos que están vestidos de blanco, ¿quiénes son, y de dónde vienen?
Eso Tú lo sabes, mi Señor - respondí.
Él me dijo: Aquéllos son los que están saliendo de la gran tribulación;
han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero.
Por eso, están delante del trono de Dios” (Ap 7, 13-15).


HERMANOS CARMELITAS DEL PADRE PALAU.
Eulogio Pacho, ocd
   La obra fundacional del beato Francisco Palau (1811-1872), ha seguido una trayectoria histórica compleja. El Fundador proyectó y alumbró una sola familia religiosa compuesta por dos ramas, una femenina y otra masculina. Los miembros de la misma, dadas las circunstancias históricas del momento, se organizaron jurídicamente como terciarios regulares de la Orden del Carmen. Durante la existencia del Fundador permanecieron unidos en una sola congregación o instituto, a raíz de su muerte la rama femenina se dividió en dos, las correspondientes actualmente a las CARMELITAS
MISIONERAS (Rama de Barcelona), y las CARMELITAS MISIONERAS TERESIANAS (Rama de Tarragona).También entre los Terciarios Carmelitas se produjo una escisión casi paralela geográfica y cronológicamente a la de las Hermanas. Pero la rama de Hermanos de Barcelona desapareció después de la muerte del Fundador. La que se afianzó definitivamente con la sede central del gobierno en Tarragona, terminó fragmentándose en dos congregaciones autóctonas.
Aunque Francisco Palau anduvo rodeado de compañeros y discípulos, partícipes de sus ideales y de su tenor de vida recolecta y penitente, tanto en Francia (Caylus-Livron 1840-1851), como en Barcelona (Vallcarca-Els Penitents 1851-1854), hasta 1860 no logró organizar comunidades propiamente dichas y con cierta estabilidad. Las tres primeras son prácticamente contemporáneas, arrancan de 1860 y se consolidad a partir del año siguiente.
En noviembre de 1860 recibía del Obispo de Mallorca el encargo de dirigir y reorganizar el eremitorio de San Honorato de Randa de Puig de Randa (Mallorca), cuya vida solitaria entroncaba históricamente con el beato Raimundo Lulio. En su labor de director y restaurador Francisco Palau imprimió un sello netamente carmelitano en la vida solitaria de aquella vieja institución. Aprovechó además la oportunidad para incorporarla a su propio proyecto fundacional, de tal forma que aparece muy pronto vinculada a los otros dos grupos organizados por las mismas fechas, uno en Es Cubells (Ibiza) y otro en Santa Cruz de Vallcarca (Barcelona). Son las tres comunidades organizadas y dirigidas por él hasta 1865. Mientras la de San Honorato mantenía su tradición de vida eremítica, las otras dos se abrían al apostolado, especialmente la de Vallcarca. Esa orientación se impuso por voluntad del Fundador en las comunidades posteriores.
       La primera es precisamente una prolongación de San Honorato en la línea apostólica. A instancias del párroco de San Magín (Palma de Mallorca), Francisco Palau acepta establecer una comunidad dedicada a la enseñanza en un pequeño colegio en el Arrabal de Santa Catalina de la capital mallorquina. Se inauguró el 10 de julio de 1865 y se mantuvo hasta 1923, fecha en que pasó a los Carmelitas Descalzos. Idéntica fue la misión de las otras dos comunidades masculinas establecidas en vida del Fundador.
           En 1868 se establecía otro colegio de enseñanza en Vendrell (Tarragona) y en 1871 era la vez del pueblo natal de Francisco Palau (Aytona, Lérida). A su muerte eran seis las casas o comunidades que le consideraban padre y fundador. En ellas trabajaban unos veinticinco miembros, que seguían las orientaciones recibidas oralmente del P. Francisco Palau y las Constituciones que les entregaba pocos meses antes de morir (1872).
          Nombrado para sucederle como Director el carmelita exclaustrado Juan Nogués, encontró cierta oposición en algunas comunidades como las de Santa Cruz de Vallcarca, Serós y Mallorca, pero logró afianzarse y desarrollar la familia palautiana de hermanos. En su tiempo se abrieron las casas de Serós (Lérida, 1872), Altafulla (Tarragona, 1873), Constantí (Tarragona, 1875) y Alaró (Mallorca, 1875) en el Santuario de la Virgen del Refugio, que se levantó en 1879.
           Al morir en 1879 el P. Nogués (28 de marzo), el arzobispo de Tarragona nombraba Director al sacerdote diocesano Joaquín Blanch, que no supo atraerse las simpatías de los hermanos, que a partir de 1879 se dividen en dos congregaciones independientes, a saber:
             A)  Hermanos Carmelitas Descalzos Terciarios (1879-1923)
     Con este nombre se identificaban los miembros de las casas establecidas en la Isla de Mallorca, que se desentendieron del nuevo Director y pidieron otro, al Obispo de la diócesis que nombró al exclaustrado capuchino Ignacio Vich. La nueva Congregación autónoma quedó reducida durante años a la única casa de Santa Catalina de Palma de Mallorca. La de los ermitaños de San Honorato de Randa, había mantenido siempre una cierta independencia mientras estuvo al frente de la misma el hermano del Fundador , Juan Palau. Al fallecer éste en 1880, la presencia  carmelitana decaía progresivamente siguiendo las disposiciones de los prelados mallorquines, que al fin transformaron el centro en casa de ejercicios espirituales. Posteriormente se convirtió en cuna de la Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones.
       El colegio de Santa Catalina, adquirió, en cambio, un desarrollo muy notable, especialmente a partir de 1882, fecha en que se inauguró un nuevo edificio en la calle Murillo y Antich. Pese a su intensa actividad educativa y pastoral, en íntima colaboración con la parroquia de San Magìn. La comunidad sintió siempre el reclamo de su vinculación originaria con la vida eremítica de San Honorato.
        Al romperse el lazo que unía ambas casas, la veta solitaria halló cauce en una fundación cerca del pueblo de Esporlas. Allí acomodaron para la vida eremítica, con el nombre de “Monte Carmelo”, la finca denominada Son Ferrá, donación de la señora Margarita Roselló. A los dos hermanos ermitaños que vivían permanentemente se les unían durante el verano otros compañeros que subían desde Palma para pasar unas semanas de descanso y de retiro.
      A estas  dos comunidades se redujo la diminuta Congregación, que no pasó de diocesana. Conscientes los miembros de sus limitaciones de cara al futuro, iniciaron un acercamiento al Carmelo Teresiano (Carmelitas Descalzos). Los primeros pasos en esa dirección arrancaban en 1910, pero  no culminaron hasta el 24 de noviembre de 1923, fecha en que la Congregación quedaba incorporada a la Provincia de Carmelitas Descalzos de Cataluña. Se cerraba así la historia de esta rama de la familia palautiana.
              B) Hermanos Carmelitas de la Enseñanza (1879-1936)
       Cuando se producía la separación de Mallorca en 1879, las comunidades que permanecían bajo la dirección del sacerdote Joaquín Blanch eran las de Es Cubells, Vendrel. Altafulla, Constantí, Aytona (Lérida) y Alaró (Mallorca). La de Es Cubells conducía una vida bastante lánguida limitándose a la presencia de algún hermano encargado de la ermita-santuario mariano, lugar de peregrinación de los isleños. Así se mantuvo hasta 1936.
       En las demás casas era intensa la labor de la enseñanza, ya que todas ellas eran escuelas o colegios. A las existentes en 1879 se unía otro nuevo abierto en Tarragona en 1881. Mientras  florecían y ampliaban su acción apostólica y pastoral las de Tarragona y Vendrell, decaían las de Altafulla y Constantí, que se cerraron entre 1879 y 1890. Tampoco duró mucho la fundación abierta en Cambrils (Tarragona) en 1895.
Contribuyó extraordinariamente a su afianzamiento y desarrollo el director don Ramón Guillamet y Coma, nombrado por el arzobispo de Tarragona  en 1892. A él  se debe además la primera biografía del Fundador (Tarragona 1909). Comenzaba su dirección con la publicación de las nuevas Constituciones (Tarragona 1892) en las que aparece por primera vez el título oficial del Instituto. A tenor de lo establecido en ellas, era nombrado primer superior general el hermano José Muntasell y Sala (1846-1910), que había conocido al Fundador y había colaborado estrechamente con los anteriores directores. Entre  sus logros debe recordarse la aprobación pontificia del Instituto, el 17 de marzo de 1902. Desempeñó el cargo hasta su muerte en 1910.
          En Tarragona radicaba el noviciado y la curia del general del instituto. En la misma casa se celebraban los Capítulos generales, el último tuvo lugar el 2 de noviembre de 1930 con asistencia de  siete hermanos. Fue reelegido general Cosme de Ocerín y Gorostiaga, que había sucedido en 1910 al hermano José Muntasell. No había límites para la reelección.
            Las dos comunidades existentes al estallar la guerra civil de 1936 sufrieron las consecuencias de la persecución religiosa desencadenada en la zona “roja”. Los tres miembros de la comunidad de Vendrell fueron asesinados en los primeros días de agosto [-Hno. Manuel Almanzor Escudero (superior) (1877-1936); Hno. David Masdeu Poblet (1878-1936); Hno. Joaquin Ramí Goatas (1899-19366)-]. Su causa de Beatificación está incoada entre los Mártires  de la fe del grupo del  Panadés.
      De los seis que residían en Tarragona, cinco fueron apresados y encarcelados en el buque-prisión “Río Segre”, cuatro de ellos fueron asesinados en noviembre del mismo año [-Hno. Isidro Tarsá i Giribets (1866-1936); Hno. Luis Domingo i Oliva (1892-1936); Hno.Buenaventura Toldrá i Rodón (1896-1936); Hno Julio Alameda Camarero (1911-1936;-).  El proceso de su Beatificación  está incoado entre los Mártires de la fe del grupo de la Archidiócesis de Tarragona.(*). El hermano general Cosme Ocerín y Gorostiaga (nacido en Bilbao) fue acogido por una familia amiga y falleció de bronconeumonía en el hospital de Tarragona el 5 de octubre de 1936.

      El único superviviente de la tragedia fue el hermano Francisco Navarro Bonilla, encarcelado lo mismo que sus compañeros de comunidad en el citado buque-prisión “Río Segre”. Fue liberado por mediación de don José Martínez y esposa, que le acogieron en su casa, aunque estaba herido. Ingresado luego en el hospital de San Pablo y Santa Tecla permaneció allí hasta el fin de la guerra. Trabajó incansablemente los años sucesivos para salvar y recuperar los bienes de la Congregación, especialmente en Vendrell y Es Cubells. Todos sus esfuerzos resultaron inútiles ante la postura de las respectivas curias diocesanas, indiferentes por entonces en la extinción de los Hermanos Terciarios Carmelitas, cosa que se conseguía en 1947. El citado hermano ingresó como carmelita descalzo en Barcelona profesando el 8 de febrero de 1854. Fallecía en el mismo convento a los 67 de edad, el 26 de enero de 1959. Desaparecía así el último hijo espiritual de la familia masculina de Francisco Palau. (Fuente: carmelitasmisioneras.org)

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