Durante la celebración, cada niño recibió la Palabra acercándose al altar junto a sus padres. Además, realizamos el rito del Efeta, donde cada familia trazó una cruz en los oídos y los labios de su hijo, pidiendo a Dios que abra sus corazones para escuchar y proclamar su mensaje.
Este acto nos invita a recordar que, en la historia de la salvación, una joven llamada María tuvo la valentía de decir "sí" a Dios, convirtiéndose en la madre de Jesús. San Juan Pablo II nos recuerda que fue la Virgen quien formó a Jesús en el conocimiento de las Escrituras y en la adoración al Padre.
La Biblia, donde Dios habla a los hombres, nos enseña que nuestra fe está profundamente encarnada en la historia humana. A través de los acontecimientos, Dios va escribiendo la historia de nuestra salvación, una historia que culmina en Jesús. Hoy, esa luz divina comienza a brillar en estos niños que, con dedicación, se han preparado para recibir y comprender la importancia de la Palabra de Dios, fuente inagotable de fe, fortaleza y guía.
Pidamos a la Santísima Trinidad y a la Virgen del Carmen que estos niños sigan creciendo en la fe, acompañados por sus familias y por toda la comunidad del Colegio Carmelita "San Ignacio de Wilde".
Seño Esther.
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