La historia del Carmelo está marcada por la búsqueda de Dios, el silencio interior, las subidas empinadas hacia el encuentro con el Amado, allá, en el Monte donde se lo contempla, donde Él mismo se manifiesta, donde irradia su presencia transformadora y trasnformante; donde te da el mandato misionero.
San Juan de la Cruz, desde muy joven sintió anhelos y deseos de santidad, no cesó en su búsqueda de Dios, por medio de la oración perseverante y la fidelidad en el encuentro con Él. Hizo camino difícil, luchó por el ideal de las Bienaventuranzas y se abandonó a su Señor.
Hoy somos herederos de su espiritualidad y carisma personal, hoy podemos entrar en la tierra sagrada de sus escritos con mucha facilidad y dejarnos cautivar por su narrativa, que no es otra cosa que su testimonio personal. Lo que no resulta fácil es andar sus caminos rozando sus pisadas, San Pablo nos animaría diciendo que no temamos... que nos basta sólo la gracia de Dios... ¡entonces empecemos la marcha!
¿Qué busca el Santo, que quiere de sus lectores? que sepamos el camino que nos lleva a la "Unión de Amor con Dios" y por eso nos ofrece su experiencia de vida. Como buen carmelita sus páginas permiten entrever una gran admiración hacia aquellas almas que dejándose cautivar por el amor de Dios lo abandonan todo sin miedo y se arriesgan a seguir su Voluntad, entre esas almas: María Santísima, mujer de "vida interior".
Con este video les acercamos un trocito de su vivencia y ojalá les deje el deseo de adentrarse en sus Obras Completas, queridos jóvenes ¡déjense acariciar el corazón por la brisa suave de Dios!
Hasta otro momento de profundización espiritual.
Carmelitas Misioneras
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