Ser madre es una vocación con todas las letras. Es dar vida de modo permanente. Ya en el vientre hay comunicación de vida, latidos y ternura, y con el nacimiento del hijo no termina el intercambio: recién se inicia el camino de la maternidad. Aún con todo lo que implica de entrega, esfuerzo y sacrificio, no es una carga insoportable sino oportunidad de dicha y felicidad.
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