La
fiesta de San José, obrero, es una buena ocasión para pensar en nuestra
obligación de continuar la obra de la creación y de realizarla bien. Es lo que
diríamos la Obra Bien Hecha.
Después
de cada día de la creación, dice el autor sagrado que Dios contemplaba lo que había
creado y veía que era muy bueno, que era hermoso. El séptimo día Dios descansó
y encomendó al hombre la tarea. "Y descansó el Señor el día séptimo y el
hombre continúa su tarea". Dios creó las cosas llenas de virtualidades, de
posibilidades de expansión. Pero no quiso dejarlas terminadas, para que el
hombre las acabase. Dios no tiene envidia del hombre, Prometeo no tuvo que
robar el fuego, como dicen algunos que ignoran las Escrituras. Al contrario,
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y lo llamó a continuar la creación.
En
el texto sagrado dice Dios a los primeros padres: "Someted la tierra y
dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados y
sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra". Dios se lo entrega todo
para su alimento y su servicio. Luego Dios encarga al hombre que ponga nombre a
todas las criaturas, que se interpreta como un modo de tomar dominio sobre
ellas. De este modo Dios pide al hombre colaboración asidua y consciente en la
creación.
Hay
aquí una aplicación ascética muy clara. El hombre debe dominar las criaturas y
no ser dominado por ellas. Siempre que el hombre se somete a las cosas y se
hace esclavo de ellas, ya no es el rey de la creación, se aparta del plan de
Dios. Pero hay que poner mucha atención. Dios pide al hombre que domine y
someta a las criaturas, pero no a otros hombres. Todo hombre está hecho a
imagen y semejanza de Dios. Cuando un hombre somete o esclaviza a otro hombre,
también se opone al plan de Dios. San José, obrero, nos recuerda, sin
distinción, la dignidad de todo el que colabora en la obra de la creación.
Colaborar
con Dios, y colaborar bien, para no estropear la hermosa obra de Dios. "Si
un hombre es barrendero, tendría que barrer las calles como pintaba Miguel
Angel, como componía Bethoven, como escribía Shakespeare", dice un autor
moderno. Se debe trabajar con amor. "Trabajar con amor es tejer la tela
con hilos de vuestro corazón, como si el ser amado fuera a usar esa prenda de
vestir. Es arrojar semillas de ternura, y cosechar con alegría, como si el ser
amado fuera a comer ese fruto. Es impregnarlo todo de amor" (K. Gibrán).
La
fiesta de hoy nos señala a todos a San José, obrero. ¡La Obra Bien Hecha!
¿Alguien puede imaginarse a San José haciendo un trabajo a medias? Realizaría
tareas sencillas, pero pondría toda su alma en hacer las cosas bien. No haría
cosas extraordinarias, pero lo ordinario lo haría extraordinariamente.
(Fuente: www.maginificat.ca)
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