CONOCIMIENTO PROPIO
¡Oh Jesús, cómo no nos conocemos! (V13,1) Estando una noche en oración comenzó el Señor a decirme algunas palabras trayéndome a la memoria por ellas cuan mala había sido mi vida, que me hacían harta confusión y pena; porque aunque no van con rigor, hacen un sentimiento y pena que deshacen, y siéntese más aprovechamiento de conocernos con una palabra de estas que en muchos días que nosotros consideremos nuestra miseria, porque trae consigo esculpida una verdad que no la podemos negar (V38,16)
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