Si Él no me sostuviese, en ciertos momentos me pregunto qué sería de mí. Pero Él está conmigo, y con Él se puede todo. ¡Qué bueno es perderse, desaparecer en Él! ¡Se siente tan claramente que uno no es mas que una máquina y que Él es quien actúa y quien lo es Todo!
Por eso, yo me entrego, me abandono en los brazos de mi Amado divino y me quedo tranquila: sé de quien me he fiado. Él es todopoderoso, que lo disponga todo a su antojo. Yo sólo quiero lo que Él quiere, sólo deseo lo que Él desea, sólo le pido una cosa: ¡Amarle con toda el alma, pero con un amor verdadero, fuerte y generoso!
Por eso, yo me entrego, me abandono en los brazos de mi Amado divino y me quedo tranquila: sé de quien me he fiado. Él es todopoderoso, que lo disponga todo a su antojo. Yo sólo quiero lo que Él quiere, sólo deseo lo que Él desea, sólo le pido una cosa: ¡Amarle con toda el alma, pero con un amor verdadero, fuerte y generoso!
Sor Isabel de la Trinidad
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