Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos le dijeron: "Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?" Él les respondió: "¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros." Y añadió: "El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado." (Mt 2, 23-28)
Reflexión para jóvenes del Evangelio de hoy, de Monseñor Fernando Maletti Obispo de Bariloche:
Jesús es presencia de Dios, ciertamente que su paso y sus palabras consolaban y confortaban. Él vino a curarnos las heridas y a aliviarnos las cargas, y si veía algún indebido, aunque fuera Sábado, le decía levantate; y si veía algún herido, aunque fuera Sábado, lo curaba; y si veía algún encorvado, le decía ponete derecho; y si veía algún entristecido, le decía, alégrate. Porque el Sábado esta el servicio del Hombre y el Hijo del Hombre, es decir Jesús, es dueño del Sábado.Jesús nos quiere decir, queridos chicos y chicas, que Él quiere que seamos felices, que Dios quiere nuestro bien, que no le tengamos miedo, que si nos hacemos pequeños, no agrandados y creemos, no incrédulos, Él nos garantiza que nos va a salvar.
La felicidad no consiste en vivir un mundo inexistente, en soñar con lo inalcanzable, en ganar mucho dinero, o tener muchos éxitos, la felicidad consiste en amar y ser amados. Y para esto no hay frontera, ni la frontera del Sábado, cuando sintamos que Dios nos ama intensamente, vamos a ser inmensamente feliz, cuando ninguneemos a Dios, cuando le demos la espalda, cuando vivamos una fe de palabras, pero un ateísmo práctico, nos estamos hundiendo.
Chicos y chicas jóvenes, somos pobres, pero porque no tenemos nada, somos muy frágiles, pero si experimentamos que Dios nos ama, vamos a ser felices. Estamos enfermos, quizá no de una enfermedad física, quizá sí, pero quizás no. Estamos tristes o estamos apesadumbrados, o atribulados, o despistados, o estamos deprimidos, pero si experimentamos el dolor de Dios, vamos a ser dichosos y nos vamos a sentir curados...
Por eso también nosotros, agarremos espigas en el camino y dejemos que Jesús nos cure también en Sábado. Cuando nos ofenden y nos menosprecian, sintamos que Dios nos estima, porque nos sentimos dignificados por el único que nos da dignidad, que es Dios, que nos hizo a su imagen y semejanza.
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