Juan Pablo II era consciente que su historia personal y su ministerio estaban estrechamente vinculados a la protección maternal de Nuestra Señora de Fátima, sobre todo por haberle salvado la vida el 13 de mayo de 1981 en el atentado perpetuado en la Plaza de San Pedro por el terrorista turco Ali Agca. El Pontífice realizó dos visitas al Santuario, para dar gracias a María. La primera exactamente un año después del atentado: la segunda al cumplirse el décimo aniversario del mismo. En esa segunda peregrinación , fue incrustada en el interior de la parte superior de la corona de la Virgen una de las dos balas que hirieron a Juan Pablo II.
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