Les compartimos un extracto de la Carta 88 del padre Fundador a sus hijas espirituales (primeras carmelitas misioneras) en Ciudadela, el 19 de octubre de 1862 desde Mallorca. Un texto precioso para orar y contemplar…
Para Francisco Palau el Corazón de Jesús es bello, perfecto
y eterno, sólo Él es capaz de colmar sobreabundantemente los anhelos del
corazón humano, y hasta nos abraza en el Santísimo Sacramento hasta derramar
sus gracias sobre nosotros, así lo explica en su carta:
DESCRIPCIÓN DEL AMOR MÁS PERFECTO QUE UNA PERSONA TE PUEDE OFRECER
¿Qué le falta -a Jesús- para que sea un amado tal cual vuestro corazón pide, quiere, apetece y busca? Nada, todo lo reúne en grado superlativo. Lo veréis.
Vuestro corazón, dominado por una pasión inmensa, terrible, e indomable, da fuertes latidos, desea, apetece, busca y llama a un amado-amante que llene por completo, en cuanto es compatible con la condición humana, sus apetitos.
Y ¿cuál es éste?
4. Os haré de él un retrato.
1o. Ha de ser infinitamente bello, gracioso, afable y hermoso. ¿No es tal el Hijo de Dios? En su humanidad sagrada tiene la figura más acabada y perfecta posible, es bello como Dios. En las fisonomías de su rostro brilla y refleja la belleza suma que es Dios. Cuanto el ojo material puede ver y encontrar en las fisonomías de los hombres de perfecto, bello y hermoso, de agradable y deleitable, todo se reúne en su cara y en la constitución de su cuerpo. Su color blanco y encarnado el más puro sobre unas carnes limpias, finas y transparentes como el cristal más puro; y esta belleza material y corporal revela en El su belleza suma interior que tiene como Dios.
Si veis, hijas mías, algo de bello en los hijos de Adán, esta belleza no es más que un destello que se ha desprendido de la perfección de vuestro amado.
5. En cuanto hombre reúne toda la belleza de los hombres; y como Dios es el Bien sumo, el ser supremo, infinitamente amable.
¿Estáis satisfechas con tal amado?
2o. ¿Qué veréis en los hombres de bueno, de amable, de brillante que no lo tenga El en grado sublime? Gloria, honor, poder, ciencia, sabiduría, riqueza, todo cuanto dicen estos nombres, todo lo veréis en El. Si algo de esto tienen los hombres, lo han recibido por gracia y favor, por limosna y mendigando a las puertas de sus palacios.
Hay otra circunstancia que también apetece vuestro corazón en el amado; y es que sea eterno, imperecedero, inmortal, libre de toda enfermedad, dolor, pena y aflicción, a quien no alcance jamás la muerte ni sus angustias, ni la miseria ni la pobreza, a quien no pueda el tiempo ni sus vicisitudes destronar con un revés de fortuna, y que sea en una palabra, en el día de los desposorios y de las bodas y eternamente el mismo, invariable.
¿Le creéis tal? Me diréis: Sí, como católicas esta es la idea que tenemos del Hijo de Dios. No basta esta fe. Vamos ahora a otro artículo.
6. Jesús es vuestra cosa amada y, si vuestro corazón ama fuera de Él, está perdido; cuanto Dios ha criado y puede criar no puede contentarle. Vuestro corazón ha sido fabricado para amar y para amar a Él sólo, y amo ama, y busca su amado con sed rabiosa y, siendo su amado la belleza suma, su pasión es insaciable, inmensa, y sus tormentos inexplicables.
[II]: 2o: El amado os ama con amor eterno, puro, leal, constante, desinteresado, con pasión y con una pasión igual a la vuestra…
10. Vuestro amado está presente. Creedlo. La fe católica os lo dice.
En el sacramento viene a vosotras y os dice: Yo soy vuestro amado, todo vuestro, y en prueba, se os da bajo las especies de pan, y vosotras le recibís, le tomáis, le tocáis, le abrazáis, os unís a Él y Él a vosotras, le coméis y os hacéis una misma cosa. Creedlo, hijas mías, y así será. ¿Qué más queréis de Él? Le tenéis, le poseéis, viene con vosotras y se deja en vuestros brazos llevar donde os plazca. En el sacramento, cuanto más le tocáis, más limpias sois; abrazándole, os comunica su castidad y gozándole, más santas y puras sois…” (Cfr, Cta 88, 3-6. 10)
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