“Te voy a revelar un secreto de santidad y de felicidad; todos los días, durante algunos momentos, acalla la imaginación, cierra los ojos a las cosas sensibles y los oídos al ruido para entrar en ti mismo/a; quita las sandalias de tus pies, y ahí, en el santuario del alma, que es el templo del Espíritu, habla a este Espíritu” (Cardenal Mercier).
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