Puede ser considerado como el fundador y principal representante de la “Escuela Carmelitana”.
Fue inglés de nación, nacido en Baconthorp. Entró muy joven a la Orden , profesó en 1306. Se doctoró en las Universidades de Oxford y París en ambos derechos y teología. Se le llama “Doctor resolutus”. Murió en Londres alrededor de 1346. Fue provincial de Inglaterra y Vicario General de Juan Alerio.
Entre otras obras escribió Tractatus super Regulum Carmelitarum. La Regla para él, encierra un sentido marianísimo. Nuestra Regla, afirma, “tiene muchos puntos de semejanza con el género de vida que observó la Virgen María ”. En esta obrita de Baconthorp los carmelitas son llamados “Hermanos de la Orden de Santa María”. Lo importante de este hombre es su interpretación mariana de la Regla y la idea de María como modelo de la vida del carmelita que luego tomará gran desarrollo en el Bostio y posteriores carmelitas. Baconthorp comprendió que el marianismo de la Orden , orientación fundamental de su espiritualidad, debía insertarse en la propia Regla, que era el cimiento práctico y canónico de la vida religiosa.
Escribe así, resumiendo sus comentarios:
“En primer lugar, es notoria su cumplida obediencia cuando respondió al Ángel en su Anunciación…Fue muy amante del silencio… La Virgen Santísima fue humildísima… y como quiera que sobre todas las virtudes que constan en nuestra Regla poseyó María otras innumerables más… Es, en fin, notable su discreción en el ejercicio de todas las virtudes.”
María, es para el carmelita, modelo viviente de todas las virtudes. Ella misma se convierte en Regla:
“La vida al servicio de la Virgen exige del Carmelita que trate de imitarla en todas sus virtudes, ya que la conformidad con su vida es la mejor forma de glorificación.”
“Porque María es honrada y glorificada por el Carmelo – tu cabeza como el Carmelo- justo es que en el Carmelo, a ella otorgado, tenga Carmelitas que la veneren de un modo especial y así los tuvo desde antiguo”
“Todos los actos del carmelita deben centrarse en la glorificación de la Virgen , pues para este fin ha querido Dios su Orden”.
Para Juan Baconthorp María es en el Carmelo la “Señora del lugar”. Esta afirmación encierra un profundo significado de servicio a María y de dominio de María sobre la cuna de la Orden y todas las casas subsiguientes. La Virgen fue y ha de ser, no solo en el Monte Carmelo, sino también en todas las Casas de la Orden dedicadas a Ella, la Señora a la que han de servir los que moran en ellas. Porque son propiedad de María. De ahí el patrocinio de María sobre la Orden no hay mas que un paso muy leve, de lógica, pues María, como dueña del lugar y de sus moradores, se preocupa vivamente por sus intereses y problemas.
Resumiendo la mariología de Baconthorp, en él la vida mariana rebasa los límites de un culto externo, expresado en las formas litúrgicas de principios del siglo y se asienta en la conformidad con la vid de María, ya que Ella es el modelo perfecto del carmelita. Sus principios fundamentales son: honrar y glorificar a María, servirla e imitarla, conformándose con Ella.
Sin duda alguna, Baconthorp tiene una parte decisiva en la doctrina mariana de los escritores carmelitas de los siglos posteriores. El germen de la mariología carmelitana estaba echado sobre las tierras fértiles de la contemplación del Carmelo. (Continuará…)
(Fuente: “La Virgen de la Contemplación ”, P. Oldefonso, Logos 15, Ed de Espiritualidad, 1973)
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