martes, 15 de noviembre de 2011

AMAR AL DIFÍCIL

“He notado que las almas imperfectas están desatendidas, limitándose uno a usar con ellas la cortesía religiosa; pero por temor quizás a dirigirles alguna palabra desagradable, se evita su compañía. Al decir almas imperfectas no me refiero solamente las imperfecciones espirituales... sin que, incluyo también a la falta de criterio, de educación y lo quisquilloso de ciertos temperamentos; cosas que no contribuyen a hacer la vida agradable.
He aquí la conclusión que saco de esto: debo buscar la compañía de las hermanas con quienes no simpatizo según la naturaleza, y hacer con ellas el oficio del Buen Samaritano. Una Palabrita, una amable sonrisa basta a menudo para regocijar un alma triste y herida.
Recuerdo un acto de caridad que Dios me inspiró siendo aun novicia. El padre Celestial, que ve en lo secreto, me ha recompensado ya, sin esperar a la otra vida, este acto, tan pequeñito en apariencia.
Antes de que la Hna San Pedro quedara del todo enferma y tullida, era necesario que cada tarde a la seis menos diez, dejara una la oración para conducirla al refectorio. Me costaba mucho ofrecerme para hacer este servicio, pues no ignoraba la dificultad, o  mejor la imposibilidad de contentar a la enferma; a pesar de ello, no quería desperdiciar tan buena ocasión, recordando aquellas palabras divinas: Lo que hagas al más pequeño de los míos a mis me lo haces.
Me ofrecí pues, muy humildemente a conducirla, y no sin trabajo logré que aceptara mis servicios. Puse manos a la obra, con tan buena voluntad, que salí airosa de mi empresa...
Ya ve, Madre mía, que soy un alma muy pequeñita que solo puede ofrecer a Dios cosas muy pequeñitas, y aun así sucede que a menudo dejo escapar estos insignificantes sacrificios que tanta paz proporcionan al corazón, pero no me desaliento por esto, sino que soporto con paciencia de un poco menos de paz y procuro estar más atenta otra vez.” (Sta teresita del Niño Jesús)

Para la Refelxión Personal:

¿Qué es lo que te llama la atención del texto de Teresita?

 ¿Tus pensamientos, tus palabras, tus gestos diarios, tus proyectos, tus relaciones con los que te aman o no te caen tan simpáticos, están basados en la regla de oro de Amor?

 ¿Podrías amar sin tener los ojos puestos en Jesús? 

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