Hoy los argentinos estamos invitados a “HACER MEMORIA”, no debemos olvidar nuestra historia, es lo que nos constituye como pueblo hoy, de acuerdo a nuestro pasado vamos forjándonos como nación, como pueblo. Un pueblo sin memoria y sin historia es un pueblo sin raíz.
En el Antiguo Testamento, Dios institucionalizó “EL RECUERDO” como elemento indispensable para el “Pueblo de Israel”; ¿qué buscaba?¿qué esperaba Él del Pueblo? Nada más ni nada menos, que recordara que “sus gritos, lamentos, lágrimas fueron escuchadas y que… Su Dios, los había salvado con mano poderosa y fuerte de las garras del explotador!, y también, ¡que les había concedido la libertad tan ansiada!.
Por ello el Pueblo de Dios aprendió la importancia de la memoria, era para RECORDAR (“Pasar por el corazón”) la realidad de ser Pueblo elegido, amado, liberado por Dios. Recordaban también que nada ni nadie podía contra ellos teniendo a Dios como FUERZA.
Dios nunca animó al pueblo a maquinar ideas de venganza contra Egipto opresor, al contrario, hablaba al pueblo por medio de los profetas para instarlos a vivir en paz, teniendo el perdón como fuerza liberadora e interior.
De ahí surgen las fiestas, por qué festejamos? Porque hay sucesos de nuestro pasado que no deben olvidarse: cumpleaños, bodas, profesión, victorias, etc. Pero cada pueblo en su sabiduría, también pensó que aquellos acontecimientos de dolor y derrota merecían ser recordados porque la vida no sólo está hecha de gozo sino también de dificultades y derrotas.
¡Hagamos memoria, herman@s argentinos, hagamos memoria! Pero para aprender de nuestros errores pasados, para repensar la Patria en presente con proyección de futuro, para exaltar el valor de tantos y tantas que pagaron con su vida el precio de la libertad que hoy gozamos: Jóvenes universitarios idealistas, Monseñor Angelelli, los padres Palotinos, las Monjas francesas, etc.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
DEJANOS TU COMENTARIO