Éste año será una ocasión propicia para que todos los fieles
comprendan con mayor profundidad que el fundamento de la fe cristiana es “el encuentro con un acontecimiento, con una
Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y con ello un orientación
decisiva”. Fundada en el encuentro con Jesucristo resucitado, la fe podrá
ser redescubierta íntegramente y en todo su esplendor. También en nuestros días la fe
es un don que hay que volver a descubrir, cultivar y testimoniar…
El comienzo del Año de
la Fe coincide con el recuerdo agradecido de dos eventos que han marcado el
rostros de la Iglesia de nuestros días: los cincuenta años pasados desde la
apertura del Concilio Vaticano II por voluntad del Beato Juan XXIII (1 de
octubre de 1962) y los veinte años desde la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica, legado a
la Iglesia por el Beato Juan Pablo II (11 de octubre de 1992).
(Fuente: “Nota con indicaciones pastorales para el Año de la Fe”)
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