Señor, ayúdanos a prepararnos a celebrar la Navidad,
como
buenos hijos que saben ofrecer su tiempo
sacralizando momentos, espacios y
personas, gestos…
Ayúdanos a mirar a los ojos, a detenernos sin apuros
y a
dejarnos cautivar por el Espíritu que nos empuja a mirar profundo,
a calar
hondo en el corazón del prójimo,
donde el niño quiere hacer su morada y salir a
la luz en la Noche Buena…
Ayúdanos a descubrirte simple, sencillo,
actuando en
medio del pueblo, siendo presencia en el entorno,
en los acontecimientos, en
los deseos y gestos de amor y reconciliación.
Ayúdanos a verte cerca, a tocarte
frágil, humano y nuestro,
hecho hombre y mujer, joven, anciano y niño…
Ayúdanos a dejarte actuar, a dejarnos modelar el corazón,
a
soltar las ataduras y amarras
que a lo largo de los años o de este año fuimos
poniendo en nuestra vida
y que nos impiden abrir los brazos para el encuentro
con quienes hemos ofendido o nos han ofendido.
Ayúdanos a primerear el
encuentro, la invitación, el gesto,
el detalle, la delicadeza, el beso, el
abrazo, la palabra de reconciliación,
a renovar nuestro mundo y el mundo…
Ayúdanos, Señor, sólo si tú obras la Navidad será Navidad.
Amén
(Carmelitas Misioneras)
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