A las 16.00 horas el vuelo papal ha tomado tierra en el aeropuerto Nsimalen de Yaoundé. El Santo Padre ha recibido la calurosa bienvenida del Presidente de la República de Camerún, Paul Biya, y de numerosas autoridades políticas y civiles, eclesiásticas, diplomáticas y una representación de fieles católicos. Junto a ellos, miembros de diversas confesiones cristianas y otras religiones, cuya presencia ha agradecido el Papa.
“Vengo entre vosotros como pastor –subrayó en su discurso-. Vengo para confirmar a mis hermanos y a mis hermanas en la fe”, “deber que confió Cristo a Pedro en la Última Cena” y “papel de los sucesores de Pedro”.
En Yaoundé Juan Pablo II promulgó, en 1995, la Exhortación post-sinodal ‘Ecclesia in Africa’, fruto de la I Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. Ahora Benedicto XVI llega al mismo punto para presentar el ‘Instrumentum laboris’, el documento de trabajo para la II Asamblea Especial que acogerá Roma el próximo octubre, con el tema central: “La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz: ‘Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo’ (Mt 5,13-14)”.
En conjunto, “un momento de gracia” –como acaba de definirlo Benedicto XVI- “y un llamamiento a todos los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos del Continente a dedicarse nuevamente a la misión de la Iglesia y a llevar esperanza a los corazones del pueblo de África, y con ello también a los pueblos de todo el mundo”.
Y es que “el mensaje cristiano conlleva siempre esperanza”, especificó: “ante el dolor o la violencia, la pobreza o el hambre, la corrupción o el abuso de poder, un cristiano jamás puede callar”; “el mensaje salvífico del Evangelio exige que sea proclamado con fuerza y claridad, de forma que la luz de Cristo pueda brillar en la oscuridad de la vida de las personas”.
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