Jesús nos envió: "Vayan por todo el mundo y anuncien el evangelio" (Mc16,15). Pero nosotros no lo anunciamos porque está mandado. La mejor motivación para decidirse a comunicar el evangelio es contemplarlo, es detenerse en sus páginas y leerlo con el corazón. Si lo que abordamos de esa manera, su belleza asombra.
Víctor Manuel Fernández
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