"Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros."
Orar es entrar en sintonía con el Dios que destina su Reino a los excluidos. Jesús está en plena sintonía con la inclinación amorosa del Padre hacia todos los que necesitan liberación; va por los caminos ayudando a las gentes a salir de la opresión para acompañarlos a la libertad de los hijos de Dios. ¿Es esto lo que hacemos nosotros? Si queremos orar al estilo de Jesús tenemos que dejar fuera toda pretensión de dominio sobre los que no son de los nuestros. Si queremos orar, tenemos que abrirnos al Espíritu para que nos dé un corazón como el de Jesús, que nos permita alegrarnos cuando alguien echa demonios y trabaja por la dignidad y belleza de todo ser humano, porque cuando esto se asoma se alegra Dios.
Ven, Espíritu Santo. Contigo viene la liberación y la alegría. Dame capacidad para ver las cosas como Jesús las ve. Cambia mi mentalidad estrecha y dame la amplitud de tu mirada.
“Alégrate, ánima mía, que hay quien ame a tu Dios como Él merece. Alégrate, que hay quien conoce su bondad y valor” (Santa Teresa).
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