La Navidad es el misterio del exceso del amor de Dios por los hombres. Un Dios que es capaz de amarnos mucho más de lo que somos capaces de amarnos a nosotros mismos. De aquí arranca el motivo profundo de la alegría cristiana; una alegría que se vuelca en villancicos, luces y regalos. Una alegría que para con Dios sólo puede traducirse en agradecimiento y en obras, según cantamos en un clásico villancico: Ante al que nos ha amado así, ¿cómo no devolver amor con amor?. Mira a tu alrededor tal vez muchos hermanos nuestros necesitan que les regales un poco de alegría. ¡¡¡¡Ellos esperan que les anuncies la Alegría de la Navidad!!!!
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