Llevemos nuestras naves mar adentro,
con el soplo potente del Espíritu Santo,
sin miedo a las tormentas,
seguros de que la Providencia de Dios
nos deparará grandes sorpresas”
(DA, 551)
con el soplo potente del Espíritu Santo,
sin miedo a las tormentas,
seguros de que la Providencia de Dios
nos deparará grandes sorpresas”
(DA, 551)
No hay mayor libertad que dejarse llevar por el Espíritu, renunciando a calcularlo y controlarlo todo, permitiendo que Él nos ilumine, nos guíe, nos oriente y nos impulse hacia donde él quiera. Él sabe bien lo que hace falta en cada época y en cada momento ¿Por qué no pruebas la libertad de dejarte llevar por ese viento?
(Victor Manuel Fernández: “Quince motivaciones para ser misionero”)
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