Homilía del Santo Padre
en la Solemnidad de
CORPUS CHRISTI
Queridos hermanos y hermanas
El sacerdocio del Nuevo Testamento está estrechamente ligado a la Eucaristía. Por esto hoy, en la solemnidad del Corpus Domini y casi al término del Año Sacerdotal, somos invitados a meditar sobre la relación entre la Eucaristía y el Sacerdocio de Cristo. En esta dirección nos orientan también la primera lectura y el salmo responsorial, que presentan la figura de Melquisedec. El breve pasaje del Libro del Génesis (cfr 14,18-20) afirma que Melquisedec, rey de Salem, era "sacerdote del Dios altísimo", y por esto "ofreció pan y vino" y "bendijo a Abraham", que volvía de una victoria en la batalla; Abraham mismo le dio el diezmo de todo. El salmo, a su vez, contiene en la última estrofa una expresión solemne, un juramento de Dios mismo, que declara al Rey Mesías: “Tú eres sacerdote para siempre / a semejanza de Melquisedec" (Sal 110,4); así el Mesías es proclamado no sólo Rey, sino también Sacerdote. De este pasaje parte el autor de la Carta a los Hebreos para su amplia y articulada exposición. Y nosotros lo hemos recogido en el estribillo: "Tu eres sacerdote para siempre, Cristo Señor": casi una profesión de fe, que adquiere un particular significado en la fiesta de hoy. Es la alegría de la comunidad, la alegría de la Iglesia entera, que contemplando y adorando al Santísimo Sacramento, reconoce en él la presencia real y permanente de Jesús sumo y eterno Sacerdote.
La segunda lectura y el Evangelio llevan en cambio la atención al misterio eucarístico. De la Primera Carta a los Corintios (cfr 11,23-26) se ha tomado el pasaje fundamental en el que san Pablo... ( Para seguir leyendo, click en el título)
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