Toda la vida de Jesús, su forma
de de tratar a los pobres, sus gestos su coherencia, su generosidad cotidiana y
sencilla, todo es precioso y despierta el deseo de darlo a conocer a los demás.
¿No es maravilloso ver actuar a Jesús mirar sus actitudes ante la gente, su
delicadeza con los excluidos de la sociedad, su entrega inagotable?
Cuando nosotros compartimos eso
con los demás, no lo hacemos para convencerlos a la fuerza, sino como
regalándoles algo que vale la pena, como sirviéndoles una mesa, o como
haciéndoles probar un perfume delicioso. Nadie se coloca un perfume sólo para
olerlo el mismo, sino para compartirlo con los demás. Eso es la misión.
Si alguien se ha detenido a orar
con el evangelio, sabe que no es bueno privar a los demás de una hermosura que
vale la pena conocer y disfrutar. Para que ellos lo descubran, tendremos que
usar nuestra creatividad, nuestra delicadeza y nuestra mejor sensibilidad,
tratando de presentar el Evangelio de tal manera que dejemos ver su atractivo. Se trata de “una pastoral que
tenga en cuenta la belleza del anuncio de la Palabra y en las diversas
iniciativas ayudando a descubrir la
belleza que es Dios” (DA 518).
(Fuente: “Quince motivaciones para ser misioneros”
Victor Manuel Fernández)
Hola hermanas, saludos y un fuerte abrazo para todas ustedes.
ResponderBorrarMuchas gracias por compartir esta hermosa reflexión con todos nosotros.
Dios las bendiga.
Fray Rodolfo de Jesús O.Carm
Muchas gracias!! Bendiciones para vos también!!!
ResponderBorrar