Hay quien dijo por ahí que la muerte puede compararse a la despedida de quien zarpa de una orilla dejando a muchos seres queridos agitando pañuelos empapados de lágrimas de dolor y tristeza, pero que del otro lado, al final de esta travesía, se escucharán gritos de júbilo y alegría de otros que anhelantes por la llegada del navegante se expresarán:” ¡Ya viene! ¡Ya viene! Bravo!
Un 24 de diciembre de 1903, Dios llamaba a su presencia, invitaba a la otra orilla a nuestra hermana Juana Gratias Fabré, primera carmelita misionera y eslabón de la cadena congregacional. Nacida en Gramat (Francia) se unió al carro fundacional de Palau para vivir amando a Dios y a los prójimos.
Se fue abrazada más que nunca a la pobreza, en compañía de algunas hermanas que le fueron fieles hasta la muerte. Catalina Torres, una de ellas fue quien entregó las cartas que tan cariñosamente guardaba Juana de nuestro padre Fundador a la congregación.
Gracias a Juana las CM hoy estamos presente en los cinco continentes haciendo vida el carisma palautiano.
Nuestro cariño y gratitud a la mujer entera y fiel que también dijo: “soy pobre, ya nos juntaremos en el cielo”
Hasta el cielo, Juana, hasta el cielo… esperanos con gozo en la otra orilla.
Tus hermanas carmelitas misioneras
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