Un día como hoy, nuestro querido Juan
Pablo II, en la “Jornada del Perdón”, celebrada durante la Cuaresma del Año
Jubilar, pedía perdón por los pecados cometidos por la Iglesia junto a siete
cardenales.
“No
era la primera vez que Juan Pablo II pedía perdón por los pecados de los hijos
de la Iglesia (lo había hecho unas cien veces en esos 21 años de pontificado).
Sin embargo, ese Domingo 12 de marzo, primer Domingo de Cuaresma del
año 2000, fue la primera vez que un obispo de Roma presidía una
celebración solemne dedicada al reconocimiento, ante Dios y los hombres, de las
faltas pasadas y presentes de los hijos de la Iglesia.
El
Santo Padre presidió en la Basílica de San Pedro una Misa. Concelebraron
treinta cardenales. Quienes
abarrotaban la Basílica vaticana (miembros de la
Curia romana, representantes del Cuerpo diplomático, peregrinos...) eran
conscientes de que asistían a un momento histórico. La cúpula de Miguel Ángel
se hizo eco de la confesión de siete cardenales arzobispos, colaboradores
cercanos del Papa, quienes junto a él elevaron a Dios siete súplicas de perdón:El cardenal africano Bernardin Gantin, Decano del Colegio cardenalicio, comenzó pidiendo la purificación de la memoria de los cristianos para que este Jubileo se convierta en un auténtico motivo de conversión.
El cardenal Joseph Ratzinger confesó las culpas de hombres de Iglesia, quienes, en nombre de la fe y de la moral, han recurrido a veces a métodos no evangélicos en su justo deber de defender la verdad
El cardenal vasco-francés Roger Etchegaray confesó los pecados que han dividido a los cristianos.
El cardenal Edward Cassidy reconoció los atropellos cometidos contra el pueblo de la Alianza, Israel.
El arzobispo japonés Stephen Fumio Hamao hizo una confesión pública de las culpas cometidas con comportamientos contra el amor, la paz, los derechos de los pueblos, el respeto de las culturas y de las religiones.
El cardenal nigeriano Francis Arinze invitó a pedir perdón por los pecados que han herido la dignidad de la mujer y del género humano.
El
arzobispo vietnamita François Xavier
Nguyên Van Thuân, por los pecados que afectan a los derechos
fundamentales de la persona.
Como
Iglesia no podemos retroceder, debemos hacer caminos de reconciliación siempre.
No dejemos de vivir la cuaresma en esta sintonía, la de trabajar por la
comunión y la paz, otros que nos precedieron nos invitan a seguir construyendo
un mundo mejor, y esto depende de vos y de tus pequeños sacrificios y esfuerzos
de conversión
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