Hechos de los apóstoles 1,1-11: Lo vieron levantarse
Salmo responsorial 46: Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas
Efesios 1,17-23/4,1-13: A la medida de Cristo en su plenitud
Marcos 16,15-20: Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios
Salmo responsorial 46: Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas
Efesios 1,17-23/4,1-13: A la medida de Cristo en su plenitud
Marcos 16,15-20: Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios
La presente lectura
pertenece al resumen de las apariciones de Jesús con el que concluye el texto
canónico de Marcos.
Posiblemente se trata
de un pasaje añadido al relato original. Terminada la misión de Jesús en el
mundo, va a comenzar la misión de los Apóstoles. Y si Jesús comenzó haciendo y
predicando en Galilea, sus discípulos comenzarán predicando el Evangelio de
Jesús y haciendo las mismas obras que el Maestro.
La creación entera, es
decir, todos los hombres, han de ser confrontados con el evangelio. Viene así
sobre los hombres la hora del juicio, en la que cada uno elegirá la sentencia:
los que crean se salvarán y los que no crean se condenarán (cf. Jn 3,18). La
predicación del evangelio compromete, pues, nuestra existencia en su totalidad.
Nadie puede escuchar en vano el evangelio.
El Evangelio de Marcos
enumera unas cuantas señales que acompañan esta misión. Son unas señales que no
causan la fe, sino que la siguen, y son unas señales que nos pueden sorprender.
Tal vez son el lenguaje de un tiempo determinado o la expresión de un modo de
ser cultural. Hay que entenderlas como manifestaciones del poder y soberanía de
Jesús y de la fe.
La fe en Jesús
expulsará los demonios, es decir, el mal del mundo. Hablará en lenguas nuevas,
surgirá un nuevo lenguaje con nuevos valores que fomentará la fraternidad y
comunicación del hombre. El creyente será capaz de expulsar de su vida el miedo
a las cosas más repugnantes y malignas, como son las serpientes, y males como
el "Sida" y otros. No habrá venenos capaces de dañarle, porque a los
que aman a Dios todo les sirve de bien. La Buena Noticia será especialmente
alivio para los pobres y enfermos. Jesús sube al cielo, pero a sus discípulos
les encarga que miren al mundo y al futuro.
El poder de hacer
milagros es una promesa hecha a la comunidad y no a cada uno de los creyentes.
El libro de los Hechos nos habla abundantemente de la existencia de este don en
la primitiva comunidad de Jesús; pero lo que importa no es tanto echar demonios
y hablar lenguas extrañas cuanto exorcizar con la palabra y con los hechos la
mentira y la opresión que padecen los hombres. Evangelizar es un servicio de
liberación, es redimir a los cautivos y desatar los lazos que detienen la
ascensión del hombre. Y en esto sí que podemos y debemos ayudar todos los
creyentes.
Esta fórmula
"Jesús es Señor" constituye el núcleo más originario del símbolo de
la fe cristiana. En esta fórmula se confiesa que Jesús, el hijo de María, que
padeció bajo Poncio Pilato, es el Señor resucitado. Se trata de una expresión
muy frecuente en los Hechos y en toda la literatura paulina, pero que sólo
aparece aquí en los textos evangélicos.
Todo el N.T. se
interesa más por el significado teológico de la ascensión del Señor que por su
facticidad histórica. Los textos más antiguos relacionan la ascensión con la
muerte y resurrección del Señor; en cambio, los más recientes (entre los que
hay que contar el presente) la relacionan con su entronización "a la
diestra del Padre". En cualquier caso, la ascensión del Señor significa la
culminación de la obra de Jesús y el triunfo sobre el pecado y la muerte.
Jesús, libre de toda necesidad, vive para siempre y es la garantía y la fuerza
de nuestra liberación.
Para la
revisión de vida
¿Estoy asumiendo la misión propia de mi identidad como bautizado/a en Cristo Jesús? ¿En qué doy verdadero «testimonio» de Jesús y de su Causa, y en qué no lo doy aún?
¿Qué me falta para madurar más en la fe? ¿Conozco suficientemente el Proyecto de Jesús? ¿Busco vivir por su Causa con la fuerza de su Espíritu y su experiencia de Dios Padre-Madre?
¿Qué señales doy de interés por los demás y por su liberación de esclavitudes o angustias, de sufrimientos, marginación, opresión o depresión?
¿Estoy asumiendo la misión propia de mi identidad como bautizado/a en Cristo Jesús? ¿En qué doy verdadero «testimonio» de Jesús y de su Causa, y en qué no lo doy aún?
¿Qué me falta para madurar más en la fe? ¿Conozco suficientemente el Proyecto de Jesús? ¿Busco vivir por su Causa con la fuerza de su Espíritu y su experiencia de Dios Padre-Madre?
¿Qué señales doy de interés por los demás y por su liberación de esclavitudes o angustias, de sufrimientos, marginación, opresión o depresión?
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