La fe “es compañera de vida que nos
permite distinguir con ojos siempre nuevos
las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir en los signos de los tiempos en la historia
actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en signo vivo de la presencia
de Jesús resucitado en el mundo” (PF). La fe es un acto personal y
comunitario: es un don de Dios, para vivirlo en la gran comunidad de la Iglesia
y comunicarlo al mundo. Cada iniciativa del año de la fe busca favorecer el
gozoso redescubrimiento y el renovado testimonio de la fe.
(Fuente: “Nota con
indicaciones pastorales para el Año de la fe”)
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