jueves, 3 de enero de 2013

Ver para creer??


A veces se oye decir: “Creeré en Dios cuando lo vea”. Pero resulta que a Dios le gusta hacerse de rogar…, o, mejor dicho, lo encontraré en la medida en que lo desee.
Un día, un joven fue a ver a un anciano ermitaño, un monje que vivía solo y que pasaba la mayor parte en oración. Y le dijo: “Padre, quiero encontrar a Dios”. El ermitaño miró al joven sin decir nada y le sonrío.
El joven volvía todos los días y repetía la misma pregunta: “Hábleme de Dios” . El ermitaño seguía
siempre con los ojos cerrados, sumido en su meditación.
Al cabo de un mes, el joven, ya harto, levanta al ermitaño y le grita : “¿Cuándo vas a contestarme?” Entonces el ermitaño le pide que le acompañe al lago a nadar. El joven se mete en el agua. El ermitaño lo sigue y tomándolo por los hombros, lo mantiene a la fuerza bajo el agua. Cuando el joven hubo forcejeado un buen rato, el ermitaño lo soltó y le preguntó:
-        ¿de que tenías más ganas cuando estabas debajo del agua?
-        De respirar, contestó el muchacho.
-        Pues bien, cuando desees conocer a Dios con esa misma intensidad, te hablaré.
(Fuente: “Revista Orar”)

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