En
esta solemnidad del Señor la Iglesia celebra a Jesús como Luz del mundo. La
presentación de Jesús en el Templo se sustenta en el Evangelista Lucas (Lc 2,
22- 38); éste centra su relato en la ciudad santa de Jerusalén. La ciudad santa
es muy importante para Lucas, como lugar para los sucesos pascuales, y la cuna
de la misión cristiana Jesús entra en el Templo como Dios verdadero. La piedad cristiana contempla
hoy muy especialmente a María que se asocia desde este primer acto cultural de
Cristo a la ofrenda perfecta que su Hijo efectuará en la Cruz. Los cirios o
candelas, que se bendicen al comenzar la liturgia eucarística son signo de la
presencia iluminadora de Jesús. Es el la luz verdadera que alumbra a todo
hombre que viene a este mundo.
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