Te acercamos un trozo de texto, del libro del Padre
José Luis Martín Descalzo, "Razones desde la otra orilla", Atenas, p.
133-134.
Nos pareció tierno y profundo para pensar y orar en
este día miércoles. Deseamos que te ayude y sirva.
Aquella tarde a Gabriela -uno de los pequeños personajes de una novela de Gerard
Bessiere- le preguntó su amigo Jacinto:
-- ¿Qué has hecho hoy en la escuela?
-- He hecho un milagro -respondió la niña.
-- ¿Un milagro? ¿Cómo?
-- Fue en el catecismo.
-- ¿Y cómo hiciste el milagro?
-- Tenemos como profesora a una señorita que está muy enferma. No puede hacer
nada ella sola, sólo hablar y reir.
-- ¿Y qué pasó?
-- La señorita hablaba de los milagros de Jesús. Y los niños dijeron: No es verdad
que haya milagros. Porque si los hubiera, Dios te hubiera curado a ti.
-- Y ella, ¿qué dijo?
-- Dijo: Sí, Dios hace también milagros para mí. Y los niños dijeron: ¿Qué milagro
ha hecho?
-- ¿Y entonces?
-- Entonces ella dijo: Mi milagro son ustedes. ¿Por qué?, le preguntamos. Y ella
dijo: Porque me llevan los miércoles a pasear, empujando mi carrito de ruedas. ¿Lo
ves? Hacemos milagros todos los miércoles por la tarde. La señorita dijo también
que habría muchos más milagros si la gente quisiera hacerlos.
-- ¿Te gusta a ti hacer milagros?
-- Sí. Tengo ganas de hacer un montón. Primero pequeños. Cuando sea mayor voy
a hacer milagros grandes.
-- ¿Todos los miércoles?
-- Quiero hacerlos todos los días, toda la vida.
-- ¿No te parece que la vida es también un milagro?
-- No -dijo Graciela---. La vida es para hacer milagros.
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