El seguimiento de Jesús, arranca de una llamada a seguirle.
Este Jesús a quien seguimos es Jesús de Nazaret, hijo de Dios, que nace y vive
pobre en medio de su pueblo Israel, y hace suya la causa del hombre “pasando
por uno de tantos”. Vive una continua
relación de intimidad con el Padre. Su presencia es expresión del amor de Dios
y anuncio de un mundo nuevo, en un pueblo necesitado de esperanza y conversión.
Jesús une la palabra a los hechos mostrando que el Reino que
anuncia está ya presente en medio del
pueblo. Ofrece a todos su amor y su
palabra, a todos rata como a hermanos, privilegiando a los más pequeños: los débiles,
los pobres, los marginados…
Él, Jesús, ocupa el centro afectivo y real de nuestra vida.
Seducidas por su persona nos comprometemos con su Proyecto de Vida y Salvación:
hacer que todos los hombres conozcan y amen al Padre, vivan como hermanos en
fraternidad y proclamen con su vida y palabra el mensaje del Reino, las
Bienaventuranzas. (UGEC 10-11)
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