domingo, 21 de enero de 2018

Profunda reflexión sobre el amor de Dios



 “No somos nosotros 
los que hemos amado a Dios, 
sino que Él nos amó primero” (1Jn 4,10)


Lo más importante no es …

- que yo te busque, sino que tú me buscas en todos los caminos (Gn 3,9);

- que yo te llame por tu nombre, sino que tú tienes tatuado el mío en la palma de tu mano (Is 49,16);

- que yo te grite cuando no tengo ni palabra, sino que tú gimes en mí con tu grito (Rm 8,26);

- que yo tenga proyectos para ti, sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro (Mc 1,17);

- que yo te comprenda, sino que tú me comprendes en mi último secreto (1 Cor 13,12);

- que yo hable de ti con sabiduría, sino que tú vives en mí y te expresas a tu manera (2 Cor 4,10);

- que yo te guarde en mi caja de seguridad, sino que yo soy una esponja en el fondo de tu océano (EE 335);

- que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas, sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas (Jn 13,1);

Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte... si tú no me buscas, me llamas y me amas primero?

El silencio agradecido es mi última palabra mi mejor manera de encontrarte. Amén.

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