Mujeres, hombres, gente…afectos, relaciones…amor, amistad…sentimientos,
vínculos…¿qué son los amigos? ¿por qué necesitamos tener amigos? ¿qué tipo de
relación es la amistad? ¿será una cuestión específicamente humana? ¿Cuántos
amigos hay tan parecidos algunos, y otros tan diferentes entre sí? ¿hay algo
que los une?
A lo largo de la historia los filósofos fueron
reflexionando mucho sobre la “amistad” y a partir de ella fueron comprendiendo
cada vez mas cómo nos relacionamos con los otros, y en especial con “el otro”.
Un filósofo como Aristóteles entendía que había dos tipos
de amistad: la amistad imperfecta y la amistad perfecta.
Amistad imperfecta,
la más común entre las dos estaba basada en el placer (porque comparten una
misma pasión, por ejemplo “el fútbol”) o en utilidad (o de conveniencia) Es
imperfecta porque depende siempre de un elemento exterior a la relación.
Amistad perfecta,
es sobre todo una relación ética, soy amigo del otro por lo que el otro es en
sí mismo,
no por lo que el otro me da. Es obrar a favor del otro aún en contra
de mi propia conveniencia, relación en la que se entrega todo por el otro
porque de ese modo estamos mejorando la humanidad entera. Pero la “Amistad
perfecta” ¿es posible?, si fue el mismo Aristóteles que parece una vez le dijo
a sus amigos: “Amigos, míos la amistad no existe”
Por otro lado, para Aristóteles en la amistad tiene que
haber “semejanza” y “reciprocidad”.
¿Qué es la reciprocidad? Es pensar la amistad como una
relación de ida y vuelta, es decir, soy amigo de quien es mi amigo. Si la
amistad es recíproca, se vuelve entonces una relación de intercambio, una relación
que no es unilateral, doy y recibo en una circulación del dar que convierte a
la amistad en una en una especie de circuito de compensaciones. Y no es que uno
da sólo para recibir, pero si sólo doy y no recibo parecería que no hay amistad
posible, uno no es amigo de quien no es amigo de uno, y sin embargo de éste
modo no se estaría volviendo la amistad en un contrato entre las partes similar
a cualquier transacción económica? Pero además de la reciprocidad hablábamos de
semejanza, de tener similaridad, características comunes, compartir gustos,
consumos, códigos, ideologías... La semejanza supone para Aristóteles que mi
amigo es como otro yo, nadie entabla amistad con alguien radicalmente opuesto a
uno sino que siempre tiene que haber algo en común, el tema es cuánto…y surge
otra pregunta ¿ si la amistad es semejanza quién asemeja a quién? ¿no hay
siempre un yo imponiéndose sobre un otro?
La cuestión de la amistad nos lleva a pensar nuestras
formas de relacionarnos con el otro.
Hay una idea de Nietzsche que dice que mi mejor amigo es
mi peor enemigo, pero ¿qué es para Nietzsche un “enemigo”? ¿quién es mi enemigo?¿quién
es mi enemigo? Es aquel que en su afán de querer señalar mis defectos o de
destruirme me obliga a hacerme cargo de mis limitaciones, me hace más
consciente de mis ataduras y por eso lo rechazo, el enemigo es el extraño, el
invasor, el delincuente, el monstruo, el extranjero, es el que viene a sacarme
lo que es mío, a sacarme de mí mismo…
¿Cómo nos relacionamos con el otro? Es muy interesante cómo
esto se visualiza en la tradición bíblica, saben que la mayoría de los relatos bíblicos
ocurren en el desierto donde el valor mas importante en el desierto es la
hospitalidad, la hospitalidad es la capacidad de estar abiertos al que viene.
En el desierto no hay casas, no hay puertas, la gente vive en tiendas, las
cuales son metáforas de vivir siempre abiertos y no cerrados a sí mismo. Era
como una ética propia del desierto que cuando el extranjero llega la tienda
siempre lo recibe, muy interesante para tiempos como el nuestro donde nos
encerramos en nuestras moradas de piedra. ¿Y vos a quien no le abrirías la
puerta de tu casa?
Ser hospitalario con quien uno cree que se lo merece no
es ser hospitalario. La verdadera hospitalidad comienza cuando nos animamos a
abrir la puerta siempre
(Fuente: Canal Encuentro, Programa “Mentira la Verdad”)
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