Gracias, Señor, por el don de la vida y la salud, gracias
por regalarme agilidad, destreza, energía, fuerza, vigor y ganas de construir
la vida con los valores de tu Mensaje de amor.
Gracias por darme éstas manos que me permiten portar
herramientas que ayudan a moldear, mejorar, marchar, crear, manejar, etc un
instrumento para provecho de todos: un torno, un poco de arcilla, un vehículo,
una madera, una máquina, etc…
Te agradezco la capacidad de devolver al mundo un poco del amor
que recibo de vos a diario; con mi trabajo edifico a mi país, a mi pueblo, a mi
gente, a mi familia… el valor del trabajo es inmenso, ¿cómo calcular todo el
bien que viene y va de él?¿hasta dónde llega cada pequeño esfuerzo puesto en mi
actos de compromiso laboral? Sólo sé que vos nos empujás a dar y nosotros
ponemos en común aquello que recibimos de tus manos providentes y generosas.
No permitas, Señor, que me crea dueño de mi salud, de mis
fuerzas y energías, de mi inteligencia y creatividad, ¡no lo permitas, Señor!
Que siempre recuerde que todo lo recibo de tus manos, que cada día viene
cargado de la abundancia de tu amor para repartirlo en gotas de cariño a través
de mi trabajo. Que nunca olvide que “todo es gracia” y que nada lo tengo por
propio mérito sino por puro derroche de tu amor.
Enseñame, Señor, a pedirte siempre el don del trabajo, porque
vos sos su único dueño y que como San José haga de mi vida laboral una alabanza de tu gloria. Amén
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