Santa Teresita es el alma pequeña que enseña con el
testimonio callado y sencillo de los niños… Nos acerca a Dios por su inocencia
y espontaneidad, por su transparencia y sinceridad. No es perfecta, es humana y
en camino… marcha hacia la santidad segura que quien la llama a realizar su
vocación es tan poderoso que lo arriesga todo para que sus hijos se salven y
alcancen la plenitud.
Los deseos de santidad de Teresita se traducen en nuestra
vida cotidiana como un apurar la venida del Reino e instaurarlo con la
espiritualidad de lo pequeño, de los imperceptible; ella ha descubierto que se
puede ser feliz, se puede ser santo con pequeños sacrificios, esfuerzos a los
que no solemos dar importancia pero que tienen alcance de eternidad.
Que ésta querida santa nos conceda la gracia de vivir cada
día en la presencia del Señor haciendo hasta las cosas más pequeñas sólo por
amor, por el simple hecho de ser perfume de Dios que despierta a otros a amar.
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