Cuando el alma se siente olvidada de Dios y de la vocación
de amor para la que ha sido creada y redimida. Quiere a toda costa encontrar a
Cristo, reanudar la comunión viva, por fe, amor y esperanza. Se lamenta de su
ausencia y abandono. Lo busca con ardor y urgencia en su propio corazón, donde
Él mora con el Padre y el Espíritu Santo; aunque velado a la inteligencia y al
sentimiento.
¿Es así como te snetís vos? ¿languidece tu alma por Él?...
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