Padre de bondad y misericordia, gracias por el regalo de la vida, por el nuevo año que nos llamas a vivir.
Queremos comenzar por ponerte al centro de nuestro hogar, sé nuestro guía y protector. Derrama en cada uno de nosotros las gracias necesarias para vivir de acuerdo a tu voluntad.
Danos alegría para gozarnos de las pequeñas cosas que cada jornada nos regala.
Danos salud para que podamos responder al trabajo de cada día y al servicio que se nos presente.
Danos sabiduría para conducirnos por la vida siendo signos de tu presencia, que seamos la palabra que alienta y anima, el consejo justo en el momento adecuado, la mirada sincera que sostiene y comprende.
Que nuestro hogar sea un reflejo de aquel del Padre Misericordioso de la parábola, donde quien se acerque se sepa esperado, amado, festejado, perdonado y misericordiado.
Aumenta nuestra esperanza, que nos impulse a seguir cada día, que sea el norte con el que transitemos los caminos cotidianos, que seamos el aliento de otros que decaen y titubean en la vida.
Fortalece nuestra fe para que en medio de las adversidades permanezcamos fieles a tu amor desmesurado y transitemos las noches oscuras con la certeza de tu presencia que sostiene.
Haz que crezca nuestro amor para que todo el que venga a nuestro hogar te descubra presente, actuante y latente, que sientan el aire fresco de tu Espíritu que refresca, calma la ser hiriente, consume con su fuego abrasador y unge con el aceite de tus consuelos; que vean en nuestras obras las maravillas de tu amor.
Y finalmente, Señor, pon a María Santísima como abrigo de esta casa, que ella interceda por nosotros para que los malos tiempos nos encuentren aferrados a su consejo: “hagan todo lo que Él les diga” y seamos como ella, fieles discípulos de tu Hijo Jesús.
Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
DEJANOS TU COMENTARIO