Este jueves celebramos la Asunción de Maria a los cielos, el primer ser humano que, tras Cristo, alcanzó la victoria sobre la muerte. Así como Dios elevó a María en cuerpo y alma, también nosotros estamos destinados a la resurrección y a la vida eterna. Esta festividad nos llena de esperanza y optimismo, reafirmando que nuestro destino no es la muerte, sino la vida plena en Dios.
En la mitología griega había dos términos para definir el tiempo: "cronos" y "kairós". Cronos era el dios del tiempo cronológico, el tiempo de los relojes, de los calendarios y de los días que se suceden sin destino. Francisco Goya representó el tema mitológico de Saturno, dios del tiempo, que devoraba a los hijos que iba teniendo con su esposa, según nacían; Por miedo a perder el poder,. Cronos devora a su hijo para evitar ser destronado, simbolizando el poder destructivo del tiempo que consume la vida.
La pintura de Goya refleja esta angustia, mostrando el horror del paso del tiempo que devora la juventud.
Saturno (cronos) devorando a su hijo
En contraposición "kairós" se entiende como un momento
indefinido donde ocurren eventos significativos. En el contexto cristiano teológico
"kairós" se asocia con el tiempo de Dios el tiempo divino que
transforma lo temporal en eterno. A través del amor, que es eterno, se puede
trascender lo transitorio, viviendo lo definitivo aún en medio de lo pasajero.
El amor es el mandato definitivo que nos conecta con lo eterno y nos ayuda a
darle sentido a lo temporal.
Desde el momento en que
Dios nos fecunda y comienza a transformarnos interiormente empezamos a vivir en
lo definitivo a pesar de habitar y de caminar lo transitorio y lo provisorio.
El "kairós" es el tiempo de la vida eterna, donde la
eternidad se manifiesta en el amor de Dios. En medio de las experiencias
cambiantes del "cronos", el amor de Dios es lo definitivo y
permanente. Como señala Pablo en 1 Corintios 13, la fe y la esperanza pasarán,
pero el amor nunca pasará.
Quien se decide por el amor se decide por aquello que no
pasará jamás, la propuesta de vivir en lo definitivo en lo que dura
para siempre lo sólido nos ayuda a pararnos en lo que realmente construye en
medio de lo caduco o en medio de los provisorios y esto implica una decisión
propia de los que aman a Dios, de vivir con el corazón amarrado a lo definitivo
resignificando permanentemente lo provisorio y lo temporal el cielo, haciendo el
bien aquí en la tierra, amando a los suyos.
Detente,
pregúntate. ¿En que tiempo estás viviendo ahora mismo, Cronos o
Kairos?
"Al final del camino me dirán:
-¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres...“
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