viernes, 19 de septiembre de 2008

Carta a los estudiantes

Saludo de monseñor Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú, a los estudiantes con motivo de festejarse el Día de la Primavera
(21 de septiembre de 2008)


En los primeros días de la Primavera el estado de ánimo de la gente, en general está mejor dispuesto. Y, al menos para los estudiantes, es signo de que las vacaciones están cada vez más cerca.
Esta estación del año se identifica con los jóvenes por la vitalidad, los colores en la creación, la luminosidad de los días. Toparse con la belleza y el aire perfumado en Septiembre es casi inevitable.
Son tiempos en los que se valora mucho la amistad. Es durante esta primavera de tu vida en la que empezás a reconocer a los buenos amigos, esos que quieren verte feliz y están siempre con vos en las buenas y también en las malas.
El 21 de Septiembre se celebra el “día del estudiante”. Ser estudiante es tener la posibilidad de crecer y desarrollarte, aprender cosas nuevas que te ayuden a vivir con más plenitud. Pero no sólo es aprender “cosas” o “materias”, sino sobre todo aprender a vivir. Esto se alcanza compartiendo logros y fracasos, alegrías y tristezas con tus compañeros y docentes.
Experimentás también que sin esfuerzo y sacrificio hay metas que no se alcanzan. A veces la experiencia es con dolor; otras se da más naturalmente.
Inmerso en las coordenadas de nuestro mundo ser estudiante constituye un privilegio en el presente y una herramienta prometedora en tu futuro, para poder alcanzar esos sueños que anidan en tu corazón.
Pero en la primavera, como en la vida, no todo es luz y vida. También hay penumbras y muerte.
Los conocés. También se inscriben en las coordenadas de nuestro mundo. Hay mucho mercenario dando vueltas. Son capaces de cualquier cosa con tal de ganar dinero. Hasta se disfrazan de “amigos” siendo aves de rapiña. Jesús los llamaba lobos con piel de cordero. Vos sabés quienes son.
Venden ilusiones y espejismos como si fueran realidades. Lucran con tus sueños. Te confunden porque te hacen ver algo parecido a lo que buscás y deseás, pero que al llegar ves que de lo prometido sólo hay arena y en vos más cansancio. No corras atrás de espejismos que engañan. No es lo mismo una carcajada que alegría, complicidad que amistad, emborracharte o limarte la cabeza que divertirte. La muerte y el diablo quieren reírse de vos y tus amigos con una botella en la mano. Pretenden llevarte a vivir en castillos de arena, iluminados por pompas de jabón. El resultado lo conocés: encierro, miedo, soledad, violencia. Como dice una canción: “hay caballos que se mueren potros sin galopar”.
Sos única, sos único; sos irrepetible. Tenés algo para dar que sólo está en tu corazón. Tu familia, tus amigos, tu barrio, el país —tu patria, nuestra tierra— te necesitan: no te quedes con los brazos cruzados. Se es más feliz en la medida en que se hace feliz a los demás. Se alcanza la propia felicidad en la medida en que uno se compromete con los demás. Vencé la tentación del egoísmo individualista.
Si ya te cansaste de placeres intensos pero fugaces pensá a lo grande, pero no como algunos “grandes”. No te achiques ni te vayas a menos. Dios quiere tu alegría plena y verdadera. Vos sos un grande para Dios: te reconoce por tu nombre y así te llama.
Cuidate de las ilusiones que te condenan a aislarte “en tu mundo”. San Pablo escribió: “sin amor soy nada; el amor no pasará jamás”.
Te cuento algunas certezas que pueden primaverearte la vida:
- Dios te ama siempre
- El amor te hace feliz, el odio no.
- Jesús te da la vida: la tuya y la de Él
- La vida es un regalo que Dios te hizo para que seas feliz
- Los anhelos más profundos en tu vida (libertad, paz, justicia, amor) son semillas que Dios sembró en tu corazón. Aprovechá la Primavera para hacerlas germinar.
Todos anhelamos amar y ser amados. Dios es Amor. Jesús confía en vos. Yo también y te bendigo.
¡¡Feliz Día!!

Mons. Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú

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