Con la presencia de Benedicto XVI comenzó el Sínodo

Ciudad del Vaticano, 7 Oct. 08 (AICA)

Presidida por el Papa y con la asistencia de 253 padres sinodales (90 de Europa, 62 de América, 51 de África, 41 de Asia y 9 de Oceanía), se inició ayer, 5 de octubre, en el Aula del Sínodo, la XII Asamblea General Ordinario del Sínodo de los Obispos, sobre el tema: “La Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia”.
En la primera Congregación General (así se llaman las sesiones del Sínodo) Benedicto XVI dijo que “al final del sermón de la montaña el Señor nos habla de las dos posibilidades de construir la casa de la propia vida: sobre arena y sobre roca. Sobre la arena construye el que lo hace solo sobre las cosas visibles. El éxito, la carrera, el dinero”.
“Aparentemente esto es lo que cuenta, pero todo esto un día pasará. Lo vemos ahora con la caída de los grandes bancos, el dinero se desvanece. Y así todas estas cosas que parecen la realidad verdadera, son en realidad de segundo orden. Solo la Palabra de Dios es el fundamento de toda la realidad, es estable como el cielo. Por lo tanto tenemos que cambiar nuestro concepto de realismo. Realista es el que reconoce la Palabra de Dios. En esta realidad aparentemente tan débil está el fundamento de todo”.
El presidente delegado de turno, el cardenal William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigió unas breves palabras al inicio de la sesión matutina, y el secretario general del Sínodo de los Obispos, monseñor Nikola Eterovic, informó sobre las actividad del consejo de la secretaría general durante el tiempo transcurrido desde la anterior asamblea, y la preparación del sínodo actual.
El cardenal Marc Ouellet, arzobispo de Québec (Canadá), relator general del sínodo, leyó el informe que precede al debate.
"Estamos reunidos en la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos -comenzó el purpurado- para escuchar lo que el Espíritu dice en nuestros días a las Iglesias sobre “la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia”. El objetivo del Sínodo es especialmente pastoral y misionero. Consiste en la escucha conjunta de la Palabra de Dios con el fin de distinguir cómo el Espíritu y la Iglesia aspiran a dar una respuesta al don del Verbo encarnado por el amor de las Sagradas Escrituras y el anuncio del Reino de Dios a la humanidad toda".
"El Sínodo propondrá las orientaciones pastorales para "reforzar la práctica del reencuentro con la Palabra de Dios como fuente de vida", analizando lo recibido del Concilio Vaticano II sobre la Palabra de Dios en relación con la renovación eclesiológica, el ecumenismo y el diálogo con las naciones y las religiones".
“Gracias a la visión trinitaria y cristocéntrica del Concilio Vaticano II, la Iglesia ha renovado la conciencia de su propio misterio y de su misión. En efecto, la Constitución dogmática “Dei Verbum” supuso un auténtico cambio en el modo de tratar la Revelación divina. En vez de haber dado mayor importancia, como antes, a la dimensión noética de las verdades del credo, los Padres conciliares subrayaron la dimensión dinámica y dialogal de la Revelación como comunicación personal con Dios. Ellos también han sentado las bases para el reencuentro y un diálogo más vivo entre Dios que llama y su pueblo que responde".
Tras la lectura del extenso informe, el cardenal concluyó diciendo que este sínodo "nos abre a una lectura espiritual de la Biblia más fructuosa, a una interpretación eclesial de la Escritura y a una revitalización del diálogo misionero de la Iglesia bajo todas sus formas. La frecuentación más asidua de las Escrituras reavivará la conciencia misionera de la Iglesia y su amor al hombre, imagen de Dios con deseos de semejanza divina".