Una misma caridad fraterna en el señor une ahora a los que, peregrinos aún en la tierra, viven en obsequio de Jesucristo y a los que, salidos ya de este mundo, esperan la visión gloriosa de Dios, como antes los congregó aquí abajo un idéntico amor a Cristo y un mismo servicio a la Virgen María. La plegaria común de la Orden implora del Señor misericordia para todos los hermanos difuntos, a fin de que, por intercesión de María, signo de esperanza cierta y de consuelo, lleguen cuando antes a la Casa del Padre.
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